Sin lugar a dudas fue la gran baza secreta de Alex de la Iglesia. Fue el momento álgido de la noche. La guinda de un pastel que nos regalaron a los enamorados del cine. La aparición estelar anoche de Pedro Almodovar, presentado por la Sardá y Buenafuente, cerró, selló las heridas que la Academia de Cine se había empeñado en sajar con el director más importante de nuestro país. ¡¡Todo el teatro en pié!! Y la Ministra diciendo: ¿cómo lo ha conseguido?
Pero empecemos por el principio: todo esperábamos (y lo conseguimos) una gala corta (sin la dichosa publicidad), sazonada del ingenio de Buenafuente (fantástico el clip inicial y su muerte a tiros), sin sorpresas en lo cinematográfico: Àgora se llevó la pedrea y Celda 211 los gordos de la noche (por cierto, cuándo se le quitará a Amenabar esa cara de amargado, de molesto, como si estuviera falto de Allbran…) Su peli ha sufrido un pinchazo en la taquilla en relación a lo que esperaban (no ha recaudado los 60 millones de euros que ha costado), pero es este señor no es Spielberg, ni su película Avatar…
Me entristeció que Gordos no se llevara nada, porque, desde mi punto de vista, me parece una de las mejores películas del año, pero el mundo de las quinielas es así: de 4, ni siquiera una se gana. Emotivo el Goya para Mercero (no se quiso desvelar el motivo de su estado tan deteriorado, otro genio que se apaga), y merecido el Goya para Mar Coll por su ópera prima “Tres dias con la familia”.
Pero entonces llegaron las 00:35 de la noche, y cuando ya la mayoría estábamos apagando las luces, recogiendo los vasos del whisky y limpiando los ceniceros, nos desvelan la gran sorpresa de la noche, la traca final…. ¡¡¡Pedro Almodovar!!!
Ha sido inexplicable el desprecio que se ha otorgado a Almodóvar con su última película “Los Abrazos Rotos” cuando, una vez más, se ha convertido en la película más internacional de nuestro cine en el pasado año. No solo eso, sino que ha tenido múltiples nominaciones a premios internacionales de renombre mundial y con la guinda de que el próximo 7 de marzo Pedro estará presentando el Oscar a la mejor película extranjera en el Kodak Theater de Los Ángeles. Hablar de cine español fuera de nuestras fronteras es hablar de Pedro Almodovar. Hablar de Almodovar en el extranjero es sinónimo de marca, de reputación, de calidad, de renombre. Pedro Almodovar es sinónimo de ESPAÑA. ¿Por qué en España, sus homólogos, sus compañeros de filas, no le entienden?
Quizás sea porque defiende a capa y espada una firme independencia que en el sistema cinematográfico español, (a pesar de que reciba subvenciones del Estado, como el resto de directores consagrados). O quizás porque sus proyectos, sus rodajes, sus estrenos, su “circo almodovariano” mueve tantas páginas, horas de información y recursos que nadie puede quedar al margen de un estreno del director manchego. Y eso vende. Pero también se paga. Y la envidia es muy mala. Que anoche apareciera entregando el último premio significa mucho para nuestro la industria de nuestro cine. Y ese es el mejor regalo que los amantes del séptimo arte que se hace en nuestro territorio, nos merecemos. Él no ha levantado nunca el hacha de guerra, son otros los que le han declarado un veto y una guerra absurda.
Terminó la gran fiesta del cine español. Ahora comienza la siembra del 2010 que, esperemos, sea tan fructifera para el cine, para el público y para la taquilla. Es una pena que en este año, no podamos recoger ni un solo grano de mies almodovariana.