El pasado domingo, en el nuevo programa de REDES (llevaban varias reposiciones hasta que se ha firmado el contrato entre TVE y Smart Planet, la productora de Punset) se abordó un tema interesante y que, se presenta de total actualidad: ¿Tienen los animales sentimientos y son capaces de procesar empatía?
En las últimas semanas hemos visto como las portadas de los informativos y de los diarios se enfrentaban en cruzadas arengas a favor o en contra de la fiesta nacional: los toros.
Cataluña, o mejor dicho parte de la sociedad catalana y sus políticos, quieren que se erradique de su territorio cualquier vestigio de la feria taurina. En contra, las comunidades gobernadas por el PP, como Madrid o Valencia, las han catalogado de interés público y, por tanto, fiestas protegidas.
Que se esgrima el argumento de que el animal no sufre, es absurdo y lamentable. El animal si que sufre, sólo hay que oír los mugidos que pega cada vez que se le pica, o se le clavan las banderillas… además que expresa su molestia cuando alguien le inserta un aguijón de acero en su piel y su carne. Y también el animal sufre cuando en esas fiestas tercermundistas que salpican nuestra geografía, se maltrata a los animales, se les acosa, se les incendia los cuernos, se les tira desde lo alto de bastidor o se les corre hasta que caiga extenuado. Esas fiestas son salvajes, son atropellos a la dignidad animal, tan sangrante como la denuncia constante de PETA por la indiscriminada persecución y violencia contra los animales para fabricar suntuosos abrigos de visón.
Pues si, los animales tienen empatía, los animales son capaces de sentir, de padecer, de sufrir. En el programa de Punset especificaban que solo mamíferos, algunos primates y cetáceos tienen esa capacidad que diferenciaba la especia animal de la especie humana y que ahora, por tanto, a los humanos nos hace más “animales” (muchos deambulan por ahí más salvajes que los propios animales) y a los animales más humanos. ¿O es que alguno tiene dudas de lo que un perro sufre cuando es abandonado, o su dueño se muere?
Por lo tanto, allá cada uno con sus preferencias y sus gustos, pero no icemos la bandera del no sufrimiento para argumentar que los toros, las cabras, y otros animales que padecen acoso en nuestras fiestas patronales, no padecen la persecución, el acoso y el sufrimiento que, en beneficio del divertimento de unos pocos, se les aflige.
Comparto la opinión de la escritora Amelie Nothomb: “Llegó el momento en que el sufrimiento de los demás ya no les bastó: tuvieron que convertirlo en espectáculo”.
Es muy triste que derivemos nuestras frustraciones hacia los animales, y que convirtamos en ajeno el malestar de lo propio.
Buen post! desde luego el derivar las carencias y la frustración, unida a la violencia, en dañar los seres más indefensos que hay, es algo digno de seres despreciables. Allá cada cual con sus cosas, sí, pero nunca debemos ver desde el pasotismo y la no implicación y como algo ya normal el que alguien haga de ellas una vía de escape de su «mierda» maltratando animales.
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