Creo que los políticos de este país consideran que los ciudadanos y ciudadanas somos como Bob Esponja: buenos y bobos. Trabajamos (en estos tiempos los más afortunados), cumplimos con nuestros deberes, con nuestros tributos, con nuestras obligaciones como ciudadanos. Mantenemos nuestras casas, nuestras familias, amigos, miramos por el orden democrático y establecido, no molestamos, ni nos metemos con nadie. Convivimos. Aunque a este paso vamos a tener que decir que sobrevivimos… Y ellos, como el Señor Cangrejo, nos vapulean, machacan, engañan, estafan, mofan con total impunidad y, además, se atreven a decir que el problema es que «tenemos que trabajar más». No me extraña que cada vez más muchos sueñen con parecerse a Plancton y dejarse la piel en el empeño para encontrar (con codicia y malas artes) la fórmula mágica que les lleve a un nivel superior.
Ya es hora de que Bob Esponja se cabree.