¿Cuántas veces te has sentido en el filo, en el borde, en el precipio de alguna situación? En ese «borde» (delgado o fino), en el que a ambos lados la posibilidad de una caída sin freno te precipita a cuidar al milímetro los siguientes pasos, sin mirar atrás. Me imagino que algun@ político de este país se sentirán así, en el filo de perder sus privilegios, sus honores, sus poderes…, con vértigo de volver otra vez a la vida real, sin privilegios, sin honores y poderes, como cualquier otro mortal.

Y seguro que a much@s el camino de su futuro se les desdibuja como la arena que el viento se lleva a otros desiertos.