He terminado de ver la serie de Apple TV+ «WeCrashed«, basada en los podcast de David Brown, sobre la inspiración, creación, auge y caída del concepto de «kibutz capitalista» ideado por Adam Neumann sobre los espacios de coworking WeWork. A este tipo de negocios se le denomina empresa Unicornio, compañía de capital privado (no cotizada) cuya valoración ha superado los 1.000 millones de dólares. Son empresas que aumentaron su valor en poco tiempo tras un gran crecimiento. Este término se refiere sobre todo a startups y/o empresas tecnológicas. Por ejemplo Uber, Cabify, Glovo o Airbnb.
Leyendo sobre la biografía de este emprendedor, ciertamente la serie es muy real a los acontecimientos y a la trayectoria vital y profesional de Adam y su mujer Rivka (Rebeka), profesora de yoga y estudiosa de la kabalah, cuyo máximo título fue el de ser prima de Gwyneth Paltrow, (no se a qué esperan para hacer un spin off sobre este personaje, por que es realmente alucinante), y guía inspiracional de Adam (fantástico el capítulo en el que diseña toda la estrategia del concepto «WE»).
Una vez más, lo que me sorprende de esta serie, al igual que de la maravillosa «Inventing Anna» de Netflix, es cómo los todopoderosos caen rendidos ante la palabrería de estos chamarileros de la ilusión. No hay que olvidarse que a Adam le siguieron fervorosamente, desde el todopoderoso Masayoshi Son (Softbank) a JP Morgan. ¿Dónde reside la inteligencia de estos promotores de fortunas? ¿Quién valora el riesgo? ¿Qué nos hace al resto de los mortales invisibles ante una petición de un crédito, o de una confianza en la inversión en una idea «maravillosa»?
Ayer me decía una amiga, que llevaba más de 6 meses de trámites con el banco para poder iniciar un proyecto como emprendedora. Y una fortuna ya en papeleo, notarios, constitución de la SL, etc… Tiempo, dinero, ilusión, esperanza, ganas… Anna, Adam, Elon, Jeff…, se lanzaron con acierto (o desacierto, pero triunfaron), al escenario de hacer lo que querían hacer, de crear. Otros, mientras, como dijo un experto en IT:
Voy a hacer un pronóstico: Puede pasar cualquier cosa
Roy Atkinson