Ayer por fín tuve una noche de sábado tranquila para poder ver el monólogo de Hannah Gadsby «Nanette» en Netflix. No me arrepiento para nada de verlo. Pero me ha tenido la noche en vela.
Ya conocía a Hannah de su estupendo, tierno, duro y maravilloso papel en la serie «Please Like Me» (una serie de obligada visión por y para todos los públicos). «Nanette/Hannah» es un navajazo, con toda la ira, el dolor, la rabia y la paz que una mujer puede sentir cuando ha sido vejada, maltratada, humillada, amancillada… Pero que ya descansa porque su herida se ha cerrado y ha encontrado la forma de descargar toda la frustración y dolor contra él/ellos. Hannah arremete contra el machismo, el sexismo y la homofobia, contra esos «hombres blancos» que se creen con el derecho y la verdad absoluta de humillar, de hacer crecer en los otros, gais, lesbianas, transexuales, la ira del miedo y del dolor. No sois hombres. Sois basura. Vuestras bromas son cadenas, son horcas, son machetes contra las personas que las padecen. Y a veces no todos tienen fuerzas para despojarse de esas cadenas, de esos machetes o deshacer los nudos de esas horcas.. ¡Y las utilizan! Afortunadamante Hannah no lo hizo. Y su testimonio, su monólogo nos hace reflexionar sobre el mundo que no queremos seguir viviendo.
La vida de Hannah ha sido durísima. Y ahora decide, tras desnudarse sin precedentes en el escenario, dejar la comedia para pasar al drama en mayúsculas. De la risa al nudo en la garganta. Porque detrás de cada broma, se esconde una verdad.
¡No os lo perdáis!