¡Que nos cueste tanto sentarnos a dialogar sobre algo tan fundamental como son las PALABRAS y su significado, pone de manifiesto que lo que faltan son intenciones! Llevamos años reclamando que se modifique el artículo 49 de la Constitución Española (si, la del 78, porque no hay otra), ante el desagravio, la tropelía, la injusticia y el incomodo de ver, sobre una «carta magna» la palabra «disminuidos» referida a las personas con discapacidad. Ahora, el Gobierno, ha aprobado la propuesta de reforma. Pero hay algunos que aún se lo están pensando.
El Artículo quedaría redactado así:
Redacción Artículo 49 Constitución Española
- Las personas con discapacidad son titulares de los derechos y deberes previstos en este Título en condiciones de libertad e igualdad real y efectiva, sin que pueda producirse discriminación.
- Los poderes públicos realizarán las políticas necesarias para garantizar la plena autonomía personal e inclusión social de las personas con discapacidad. Estas políticas respetarán su libertad de elección y preferencias, y serán adoptadas con la participación de las organizaciones representativas de personas con discapacidad en los términos que establezcan las leyes. Se atenderán particularmente las necesidades específicas de las mujeres y niñas con discapacidad.
- Se regulará la especial protección de las personas con discapacidad para el pleno ejercicio de sus derechos y deberes.
- Las personas con discapacidad gozan de la protección prevista en los tratados internacionales ratificados por España que velan por sus derechos.»
Se les llena la boca hablando del «interés general», pero a algunos/as se les olvida que lo público es de todos, y lo único por lo que gobiernan, o quieren gobernar, es para lo/s suyo/s. Pues también la sociedad tiene el derecho a reclamar lo que a ella le pertenece: su dignidad.
Leo una de esas frases «inspiracionales» que pueblan Google y las redes sociales, que dice: «Las batallas diarias son las lecciones a corto plazo para lograr el éxito a largo plazo». Hoy, igual que ayer, o mañana, y siempre, las personas con discapacidad habremos ganado otra batalla: la de las palabras. Dejaremos que la de los gritos, siga en su medallero particular.