Y mira que nos hemos estado escondiendo. Que no queríamos que nos vieras. Que te esquivábamos con cualquier disculpa y argumento. Que huíamos a cualquier tentación de distraernos y olvidarnos de que estás ahí, flotando, al acecho, alerta, en el aire… ¡¡Y nos pillaste!! Maldito virus.

Pero por suerte estamos bien. Ya llevamos una semana. Con síntomas leves, muy controlados y atendidos por el doctor Ortega (¡qué haríamos sin ti, Pepe!). Alerta. Tranquilos y preocupados a la vez porque eres traicionero, impredecible, cruel… ¡¡Y enfadados!!. Cabreados porque los que mandan están más preocupados de su culo que por la vida de aquellos que les elegimos para sentarse en su trona (¡No aprenderemos, no!). Todos están fallando. Todos. Da igual el color. Estamos en pelotas y sin nada que poder vestirnos.
Nos quedan la familia, los amigos/as, los compañeros/as de trabajo (gracias José Luis por tus mensajes diarios de preocupación y ánimo)… ¿Y si ellos gobernaran el país? No me queda duda de que lo harían infinitamente mejor.
¡A cuidarse tod@s!