Por que todos tenemos derecho a una intimidad. A desarrollar una sexualidad. A vivir el erotismo y disfrutar de todo aquello que el resto de la sociedad puede experimentar. Algunas capacidades diferentes tan solo requieren de miradas diferentes, de situaciones diferentes, de complicidades diferentes. Pero lo que no quieren es que esa diferencia sea la anulación de su propio derecho, necesidad, capricho u obligación de amar, f*****, desear, soñar, jugar…
Fuente: Yorokobu