Los creadores de juego no saben lo que se pierden. Esos video juegos que cuestan millones de euros (y que los recaudan en poco tiempo por el hambre gamer que tienen sus seguidores), se pierden a las personas ciegas que no pueden ver sus espectaculares gráficos e imágenes. A las personas sordas, que no pueden oir sus efectos, músicas, conversaciones… Diseñan sin contar con la mirada, con el silencio de los otros. Claro que siempre hay una excepción (o muchas), como es la historia de Toby Ott, un hombre que he desafiado a los diseñadores, creadores de juegos. No ha necesitado ver para superarlos todos.
Toby, y otros muchos, juegan con otros ojos: los de la verdadera realidad.
Puedes ver el corto documental en esta página de Youtube