El Sueñito

La semana pasada vimos una película maravillosa titulada «Into The Heights» (En un barrio de Nueva York), un proyecto musical del genial Lin-Manuel Miranda (el creador de «Hamilton» o «Tick, Tick..Boom!» entre otras joyas). Esta película (que podéis disfrutar en HBOMax), escrita a raíz del musical «The Heights» que el también escribió y dirigió , cuenta los recuerdos de la infancia de Lin-Manuel en el barrio en el que se crio, Washington Heights, un barrio de New York en el que residen principalmente ciudadanos hispanos, y que acoge color, ritmo, diversidad, humildad, deseos, esperanzas y sueños. «Sueñitos», como dice la abuela.

Con un ritmo endiablado, con una música vibrante, unas coreografías espectaculares, y una sencilla trama, la película fluye con asombrosa sencillez y grandiosidad, y mucho cariño. La historia de la «abuelita» me recordó mucho a la narración que pudimos ver en «Coco» de Pixar/Disney. ¡Qué panzada de llorar, por favor!

Cada uno de los habitantes del barrio tiene un sueñito. Para algunos, significa entrar a la universidad para recibir la educación que sus padres no tuvieron acceso. Para otros, es la posibilidad de pagar la carrera que sus hijos elijan sin ninguna preocupación financiera. Otros ven una salida de ese barrio que sienten que les limita, una oportunidad para acercarse a lo que aman. Para otros, ese sueñito es regresar a casa. Y unos cuantos sueñan con ser dueños de un negocio propio, ser capaces de dedicarse a aquello que les apasiona por el resto de sus vidas, como es el caso de Usnavi, el personaje principal (que habíamos descubierto como uno de los pacientes de Uzo Aduba en la serie «En Terapia» también de HBOMax).

Sin importar cómo se manifieste ese sueño, lo cierto es que cada uno de los habitantes de Washington Heights trabajan incansablemente para hacerlos realidad.

Cada uno de nosotros y nosotras tenemos ese sueñito. Alcanzado o no. Deseado o no. Y si lo atrapamos, no lo soltamos. Lo guardamos en la cajita de nuestros retos y, quizás, nos desperezamos para conseguir otro. Un sueñito más.

Eleanor Roosevelt dijo que:

«El futuro pertenece a aquellos que creen en la belleza de los sueños»

Eleanor Roosevelt (1884-1962)

Mayores

Todos sufrimos la misma enfermedad: la de hacernos mayores. A unos les afecta menos. A otros, más. Tomando como analogía la última «enfermedad» mundial, el COVID, podemos decir que hacerse mayor para algunos, es asintomática. Otros/as, tienen leves indicios de malestar. Unos/as han pasado días y días enfermos en cama con síntomas. Por desgracia, otros/as muchos/as, no pudieron superarla y nos dejaron. Hacerse mayor es una faena.

Pero no por el mero hecho de cumplir años, no. Al contrario. Eso significa que estamos, que seguimos y que lo contamos. Si no por los daños colaterales que el cumplir años acarrea.

También es cierto que la actitud dice mucho. Hay gente para que los 50 son los nuevos 30, y los 60 una nueva juventud (sin tener que trabajar, sin cargas, con la casa pagada, con salud…). Para otras y otros, cada año es una bala menos en su revolver de vida. Y ahí es donde, cumplir años, es una m*****. Pero hay que luchar.

Miguel de Cervantes dijo:

«Porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir sin más ni más»

Miguel de Cervantes

Así que hagámonos mayores con elegancia. Cubramos nuestras cabezas con canas de plata y oro. Y si no te queda pelo, que tu calva reluzca como una bombilla LED. Llevemos las alforjas repletas de ilusión y ganas de hacer. Y si la salud nos pone piedras en el camino, siempre nos quedará comprarnos unos buenos zapatos que las sorteen.