Forzar la Máquina

En «La Pandilla», cada vez que conseguimos vernos los 14 que formamos ese núcleo vital de amistad, hermandad y confianza, nos echamos unas risas porque no hay reunión que no tenga sus minutos dedicados a hablar de los males, las enfermedades y los últimos descubrimientos en nuestros historiales médicos, que nos recuerdan que tenemos una edad. También nos proyectan a los excesos cometidos en nuestra épocas juveniles, y a esa generación que mejoró la de nuestros padres, pero que arrastró algunos desajustes de tiempos pasado (mejores, o no).

Después de esos momentos, pasamos la página y a continuar compartiendo las andaduras de este maravilloso grupo de hermanos y hermanas que se fueron conectando y cruzando en mi vida sin llamar, sin pedir entrada, sin periodo de cadencia o lista de espera. Llegaron, triunfaron, y se quedaron para siempre.

Estamos casi en mayo. Y parece que sea verano. No sólo por este tiempo meteorológico adelantado a su estación, si no por que es tal la carga de trabajo, que me recuerda a esos periodos laborales en el que el verano es el acabose, y la navidad es el fin del mundo. Forzamos la máquina y ya nos sale vapor hasta por la punta de los dedos. Acelerados. Y el problema es que no hay tiempo para parar y valorar si el objetivo final permite otras rutas a las que derivar los impulsos de nuestra locomotora. Vamos a velocidad AVE. Quizás muy pronto en modo Hiperloop.

Y estos excesos, los resiente la salud, los amigos, los compañeros, la familia. Vuelta a la revista médica inicial.

William Shakespeare dijo,

Nuestro cuerpo son nuestros jardines, nuestras voluntades son nuestros jardineros.

W. Shakespeare (1564-1616)

Debemos empezar a sacar brillo y forzar la máquina que todas y todos necesitamos: un cortacésped con el que segar las malas hierbas del stress.

A Medio Gas

En reserva. Casi sin combustible. Con el depósito de las energías bajo mínimos y con una necesidad imperiosa de repostar energía (renovables, limpias y sostenibles). No, no estoy haciendo ninguna radiografía de la situación energética del mundo. Más bien estoy dando los resultados de mi escáner vital de estos momentos. Muy cansado. Pero feliz.

Mis años naturales se mueven por los años escolares. La temporada comienza en septiembre y acaba en julio del año siguiente. Y la «vuelta al cole» ya tiene agendadas cantidad de lecciones y materias, así que hay que intentar disfrutar de la pausa.

Me queda una semana. ¿Llegará la reserva? Espero que sí. 🤦‍♂️

Vuelta al Cole

Pues si, parece que fue ayer. El tiempo pasa volando, estés o no ocupado. Madrugues o trasnoches. Trabajes o disfrutes de tus vacaciones. Las hojas del calendario se caen como manzanas cuando están maduras. Han pasado 50 días desde que escribí el último post antes de comenzar las vacaciones… ¡Y ni me he enterado! Lo único que se ha dado notable cuenta, ha sido el extracto de las tarjetas de crédito… ¡Uf! Pero como diría mi abuela: ¡Sarna con gusto, no pica!

Despertador, desayuno, ducha, mochila con la fruta y el almuerzo, son los imprescindibles de cada mañana. Reencuentro con los compañeros. Amigos que algunos se van, pero la mayoría vuelven. Correos electrónicos, TEAMS, llamadas… El flujo que no cesa. Los más pequeños de la casa miran con recelo al mes de septiembre. ¡La vuelta al cole! La cara y la cruz en formato para todos los públicos. Las calles retoman su actividad. El mundo despierta al suave letargo del verano. Todo se mueve más deprisa.

Ahora debemos encontrar el tiempo para leer, para hacer deporte, para escribir, para ver series, para ir de excursión, para quedar con los amigos y la familia. Lo que durante estos 50 días ha sido primario, pasa a ser secundario. Tan sólo espero que estos actores de segunda fila, que apenas se asoman y tienen relevancia en la trama de la acción, puedan ocupar un primer plano y brillar como estrellas entre el firmamento del trabajo.

¡Feliz y dulce vuelta al cole!

El Mañana (dentro de cinco años)

Ayer al mediodía, terminé de leer el magnífico libro de Rubén Serrano «No estamos tan bien», y por la tarde, tras ver una tristísima película en Netflix, comencé el libro de Guillem Recolons titulado «Si no aportas, no importas». Nada más comenzarlo, me encontré con esta cita:

Me interesa el futuro, es donde voy a pasar el resto de mi vida

Woody Allen

Y posteriormente Guillem nos hace la siguiente pregunta: ¿Dónde quieres estar dentro de cinco años? Dejé el libro y me puse a pensar en ello…

El mañana (dentro de cinco años) post de @JgAmago con imagen de @unsplash
Imagen de Drew Beamer en Unsplash

Dentro de cinco años quiero estar… CON SALUD. Achaques tendremos (ya los tengo, pero son llevaderos), pero con salud podemos hacer todas esas cosas que nos gustan (o que podemos), a pesar de los momentos de bajón físico.

Dentro de cinco años quiero estar… FELIZ. La felicidad es un puzzle que se compone de pequeñas/grandes piezas como la familia, la pareja, los amigos, los compañeros/as de trabajo, las ilusiones, los retos, los proyectos, la autonomía económica, los sueños, los deseos… ¡Los caprichos! Y si el coronavirus nos siguen pasando de perfil, no dudo que podremos seguir disfrutando de una nueva felicidad.

Dentro de cinco años quiero estar… TRABAJANDO y disfrutando de los madrugones y horas extra que le dedico a hacer lo que me gusta (soy un privilegiado, lo se). Y que ese trabajo nos siga facilitando pequeños/grandes caprichos como viajar (algo que echo en falta más que nada desde el pasado estado de alerta).

Igual pido mucho. Igual no hay un mañana. Porque el futuro se trunca en segundos.

Lo único que sabemos del futuro es que será diferente. Pero ante esta perspectiva de cambio, de evolución y de no saber qué va a pasar (y ahora estamos en ese momento crucial para rediseñar un futuro), destaco la frase de Fernando Savater que dijo:

«Si no somos corresponsables del pasado, tampoco tendremos derecho a reclamarnos legítimos propietarios del futuro»

Fernando Savater

Vuelta al cole…

Qué fácil es desconectar. 5 semanas, con sus días y sus noches, en las que hemos activado el modo off. Pero todo se acaba. Lo bueno y lo malo. Ahora toca volver a lo menos bueno, pero que por otro lado es lo que nos permite disfrutar de lo mejor ¿no?

Y la vuelta, como era de esperar, llena de dulces promesas, de prometedores retos y de interesantes propuestas. Seguro que algún que otro «marrón» nos comeremos, pero sin darnos cuenta llegaremos a la Navidad. Y luego a Semana Santa. Y rápidamente de nuevo al Verano… ¡Y vuelta a empezar!

vuelta al cole, post de @jgamago en #ReInventarse

Para algun@s este regreso supone lágrimas en los ojos. En mi caso es el reencuentro con cosas chulas por hacer, con alumnos nuevos que conocer, con gente nueva a la que ayudar, con experiencias nuevas que vivir… Y veremos luces y sombras. Pero es la vida. Y ¿qué hay más importante que vivirla? ¡¡Pues, disfrutarla!!

Imagen:  Aaron Burden on Unsplash