Cambio

Muchos aún no lo tienen claro. Ni siquiera asimilado. Empezando por nuestros líderes que siguen con la mirada puesta en el pasado, aferrándose a él como naufrago del Titanic, a enfrentarse a la pura realidad de que nada debería ser como antes. Nada. Pero no está siendo así. Ni lo será. Y este país, que se aferra al turismo y al sol como herramienta para la reconstrucción, se pone la venda ante otras certezas como la investigación, las energías renovables o el talento.

Harari, en su libro «21 lecciones para el S.XXI» escribe:

«Muchos pedagogos expertos indican que las escuelas deberían enseñar «las cuatros ces»: pensamiento crítico, comunicación, colaboración y creatividad. (…) Lo más importante de todo será la capacidad de habérselas con el cambio, de aprender nuevas cosas y de mantener el equilibrio mental en las situaciones con las que no estemos familiarizados». Para estar a la altura del 2050, necesitaremos no solo inventar nuevas ideas y productos: sobre todo necesitaremos REINVENTARNOS una y otra vez.»

Yuval Noal Harari. «21 lecciones para el S.XXI. Ed. Debate. Página 288.
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Quizás, pues, sólo deberíamos hablar de una «gran C»: la del CAMBIO. Una palabra que implica revolución, evolución, futuro, invención, investigación, FUTURO. Pero muchos siguen con miradas de corto alcance. Ya lo dijo Sócrates y seguimos sin hacerle caso:

«El secreto del cambio es enfocar toda tu energía, no en la lucha contra lo viejo, sino en la construcción de lo nuevo»

Sócrates (470-390 a.d.C)

Mi razón, Su verdad

Vivimos tiempos en los que la polarización de las ideas se han convertido en el arma de destrucción masiva de esta sociedad, construidas bajo el paraguas del manual de instrucciones que imponen los partidos (que no las personas), que quieren gobernar o que se sientan en el poder. Todos a una. La dictadura del libro frente a la libertad de la persona. El pensamiento único dirigido, entra en conflicto con las ideas individuales. Si te desvías del argumentario, estás fuera. La disciplina frente a la conciencia.

Y en ese totum revolotum que configuran el ideario político de las ideas de la masa, impulsadas por la doctrina de los partidos, más el conflictuado posicionamiento de las argumentaciones individuales, se ganan y pierden elecciones. O mejor dicho, se ganan y pierden gobiernos.

Mi razón, Su verdad, post de @JgAmago en #ReInventarseBlog con imagen de @unsplash
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Harari en su libro «21 Lecciones para el S.XXI», escribe:

«Sin embargo, para lo bueno y para lo malo, las elecciones, los referéndums no tratan de lo que pensamos. Tratan de lo que sentimos. Y cuando la cosa va de sentimientos… (…) Los sentimientos guían no solo a los votantes, sino también a los líderes… (…) Esta confianza en el corazón puede ser el Talón de Aquiles de la democracia liberal. Porque una vez que alguien (ya sea en Pekín o en San Francisco) disponga de la capacidad de la tecnología de acceder al corazón humano y manipularlo, la política democrática se transformará en un espectáculo de títeres nacional».

«21 Lecciones para el S. XXI». Ed. Debate. Páginas 66-67

— Yuval Noah Harari

Seguimos distraídos con la «Parodia Nacional», mientras los ciudadanos que no atendemos a los partidos, si no a las personas, y confiamos en la razón frente a la imposición, vivimos una auténtica tragedia nacional (y mundial).

Desobediencia

Estamos viviendo tiempos en los que la desobediencia es el sello de una parte de esta sociedad egoista y caprichosa. Me prohiben esto, lo hago. Reto a la autoridad. Juego con ella. Hago lo que me da la gana. ¡Que se j**** los otros! Mi beneficio, mi placer, mi deseo, mi capricho por encima del prójimo. ¡¡Y así nos va!! Y esas personas, no se dan cuenta que, en el fondo, si quisiéramos podríamos penalizar sus comportamientos y actitudes que minan la confianza en la obediencia. Por ejemplo: el Estado o la autoridad competente de una Comunidad Autónoma anuncia que no debemos salir de puente, o que se recomienda quedarse en casa para evitar los contagios por Covid-19… Unos salen en estampida. Algunos hacen fiestas privadas, raves multitudinarios. Se celebran Comuniones como si no hubiera días para poder celebrarlos. Otros organizan bukakes y los filman… ¡Recuerdos de una fechoría de la que presumir! Una mayoría se queda y respeta, por el bien propio y común, esas indicaciones. Ahora bien: ¿podría el empleador de esas personas que responden con la desobedienca, seguir sus algoritmos, sus redes sociales, sus «indisciplinas», y penalizar su regreso al trabajo el lunes? –Eres un/a irresponsable y tu desobediencia afecta al resto de personas de la organización. ¡Adiós! ¡Podría!

Desobediencia post de @JgAmago en #ReinventarseBlog
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Harari hace varias alusiones a esta «falta de responsabilidad individual y colectiva» en su último libro (por cierto, os recomiendo una extensa entrevista que el programa «El Cazador de Cerebros» de RTVE le hace, y que podéis ver en su canal de Youtube), y al efecto que éstas pueden generar en las persona y en su entorno.

(…) La gente gozará de la mejor atención sanitaria de la historia, pero justo por eso es probable que esté enferma todo el tiempo. (…) Pero en 2050, gracias a sensores biométricos y algoritmos de macrodatos, podrán diagnosticarse y tratarse las enfermedades mucho antes de que generen dolor o produzcan una discapacidad. (…) Una cosa es seguir fumando a pesar de las estadísticas generales que relacionan el tabaco con el cáncer de pulmón, y otra muy distinta es continuar fumando a pesar de la advertencia concreta de un sensor biométrico que acaba de detectar diecisiete células cancerígenas en la parte superior del pulmón izquierdo. Y si estamos dispuestos a desafiar al sensor, ¿qué haremos cuando éste transmita la advertencia a nuestro seguro médico, a nuestro jefe o a nuestra madre?

Yuval Noah Harari. «21 lecciones para el S. XXI». Ed. Debate. Páginas 70-71.

Cuando estuvimos confinados, durante el Estado de Alerta, no dejábamos de pensar en el verano. Llegó. Se fue. Volvimos a caer. Ahora, en plena y vertiginosa pendiente, empezamos a preocuparnos por la Navidad. ¿Qué pasará? Pero.. ¿Y si no llega la Navidad?

Digan lo que Digan (#HarariQuotes)

Este verano he disfrutado de tres estupendos libros que he llenado de post-it de colores destacando frases, fragmentos o párrafos con los que poder reflexionar desde este espacio abierto que es #ReinventarseBlog. Al igual que en pasados veranos, mi libro de cabecera fue el último de Yuval Noah Harari, «21 Lecciones para el Siglo XXI». Después, y recomendado por el maestro Carlos Iglesias, me leí el libro de Hannah Fry, «Hola Mundo». Terminé el verano con el ensayo de mi admirado Carlos de la Cruz titulado «Sexualidades diversas, sexualidades como todas».

Harari dice:

«La democracia se basa en el principio de Abraham Lincoln de que «puedes engañar a toda la gente algún momento, y a algunas personas todo el tiempo, pero NO puedes engañar a toda la gente todo el tiempo».

Yuval Noah Harari. «21 Lecciones para el S.XXI». Ed. Debate. Página 31
Digan lo que digan, post de @JgAmago en #ReiniventarseBlog
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Y seguimos aceptando que la mentira sea parte de esta sociedad «latina» o «mediterránea», en la que a unos se les llena la boca de injurias contra otros, cuando en el fondo ambos se han ido a comer langosta juntos (o separados), y se han olvidado de los que -a duras penas-, sólo tienen para comer pan.

¿Cuándo nos cansaremos los ciudadanos del «… ¡¡Y tú, mas!!»? ¿Cuando espabilaremos y les daremos un sopapo democrático (de lo que todos alardean, pero pocos practican), y les diremos que ¡… Ya está bien!? Mientras tanto, como dice Harari, «… los humanos votan con los pies…» y así siempre, acabaremos metiendo la pata.

Volver para ser otros

Os invito a ver el estupendo reportaje/serie documental que ha comenzado el maestro Iñaki Gabilondo en Movistar+ analizando, con diferentes expertos, la crisis del #coronavirus. A más, ayer en La Vanguardia, leía dos interesantes artículos de opinión al respecto, y hoy mismo este diario publica la traducción de un extenso artículo de Harari titulado «El mundo después del coronavirus» que os recomiendo que leáis. Los mensajes están claros: nada va a ser igual. O eso predicen.

Me gustaría ser tan positivo. No porque sea pesimista, ni mucho menos. De esta crisis vamos a salir sí o sí (con la esperanza de que siga reduciéndose el número de personas que desgraciadamente se están quedando en el camino). Pero yo creo que en nuestro país habrá algo que seguirá siendo igual. Que no cambiará. La política y sus políticos. Clientelismo, afecto y desafecto, hiel y miel a borbotones. Y sólo pensando en el propio. Nunca en el ajeno.

Me duele ver como Twitter se incendia por lo que dicen unos y otros. Me afecta escuchar en los chats virtuales que hacemos con amigos, familia o compañeros/as, cómo los bandos se acrecentan y, de repente, tod@s somos expertos en la materia oy lo sabríamos hacer mejor. ¿De verdad? ¿Sabemos lo que hay detrás de una decisión equivocada, pero al cabo, tomada? ¿Y los que no decidieron nada?

Por favor, un poco de paz. Dejemos de ser un «zoon politikon«, como lo definió Aristóteles, para ser más adultos.

Como afirma Harari en este artículo que os mencionaba al principio:

«Toda crisis es una oportunidad: esperemos que la actual pandemia contribuya a que la humanidad se de cuenta del peligro que supone la desunión».

La Vanguardia, 05/04/2020