Negar una evidencia por una creencia, genera desafecto. Somo animales de creencias (religiosas, científicas, humanas, divinas…), y en ellas nos apoyamos cuando intentamos afianzar una realidad que nos importa.
La religión siempre ha sido un motivo de disputa. Religión y ciencia tienen esa sempiterno conflicto sobre las verdades. Y está claro que sólo una tiene la empírica razón.
Harari en su libro «Homo Deus» habla mucho de este tema. Por ejemplo:
¿Cómo se relaciona la ciencia moderna con la religión? Da la impresión de que ya se ha dicho un millón de veces todo lo que hay que decir sobre esta cuestión. Pero en la práctica, la ciencia y la religión son vomo un marido y una esposa que después de quinientos años de asesoramiento matrimonial siguen sin conocerse. Él todavía sueña con la Cenicienta y ella sigue esperando al Príncipe Azul, al tiempo que discuten sobre a quién le toca sacar la basura»
Harari, Yuval Noah. «Homo Deus». Ed. Debate. 2016. Página 204

Y entre príncipes y criadas el patio sigue sin barrer, el polvo sin quitar, y la comida sin preparar. La evidencia de unos frente a la ficción de otros sigue colisionando mientras que, como siempre, el ser humano siente y padece que las «madrastras» de turno sigan avivando el fuego y quemando las «calabazas» que llevarán por buen camino a la criada junto al futuro rey . ¿Qué hacemos pues?