En esa eterna lucha entre la realidad de tener una edad y el sentimiento de padecer «una edad», está la delgada línea entre la belleza y lo artificial.
Y entre el horror…, y lo natural.
Video v/ Youtube / LPG Endermologie
En esa eterna lucha entre la realidad de tener una edad y el sentimiento de padecer «una edad», está la delgada línea entre la belleza y lo artificial.
Y entre el horror…, y lo natural.
Video v/ Youtube / LPG Endermologie
Muchas veces se ha puesto de manifiesto el sexismo en los juguetes, y dentro de esa categorización sexista, la irrealidad de las muñecas. «Tree Change Dolls» es una iniciativa de una mujer que de pequeña sólo podía jugar con muñecas de segunda mano, desgastadas, sin maquillajes ni tintes. Cuando ya dejó de jugar con muñecas, se iba encontrando muñecas abandonadas que empezó a restaurar pero, en lugar de convertirlas en lo que las fábricas querían y vendían, las dejaba sin maquillajes, junto con su madre le hacía vestidos y ropas más «normales» y comenzó a compartirlas en las redes sociales, como una reflexión a la belleza real y a animando a los chicos y chicas a que creen sus propios juguetes.
Os invito a conocer más la historia en el blog «La Criatura Creativa»
¿Qué entendemos como «Belleza Real»? La que marcan los cánones de estilo…, la que dictan los gurus de la moda y las revistas fashion…, las que imponen los esterotipos manidos de mujer/hombre objeto…
No hay belleza real, hay bellezas únicas. Y cada uno/a de nosotros/as la llevamos dentro. La saquemos a relucir, o no.
Cuando las palabras faltan, porque no se pueden articular, y los gestos, los signos ocupan su lugar, el lenguaje cobra una expresividad inigualable. Y es que en el amor, una caricia, un gesto, vale más que mil palabras.
Cuando tienes ganas de desconectar de todo lo que pasa en este mundo, me gustaría tener la «locura» del hermano del abogado Saul (Better call Saul), aislado por completo, arropado por esa manta metálica para evitar cualquier radiación, cualquier impacto externo. Haciendo «cocooning» bajo el techo de esa casa que, aún, ni siquiera es tuya. Abandonado a los estímulos externos.
Si la opción es al aire libre. Mejor. Sin cobertura. Sin GPS, ni 4G, ni Wi-Fi… Nada. Tan sólo el cielo y unos parasoles para protegerse de la radiación. ¡¡También hay que protegerse de los UVA!! Por eso, que lo mejor es, a la sombra.
Reflexiones en tiempos de oportunidades
Evádete...
was too mainstream
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