Este fin de semana me ha tocado trabajar. Por eso escribo un lunes. ¡Y tan feliz! (de trabajar y escribir). Feliz por los resultados, por que la suma de muchos y muchas ha significado que otros muchos y muchas hayan disfrutado, participado y emocionado con y del baloncesto en silla de ruedas. Esfuerzo titánico el de un equipazo de lujo con el que estoy teniendo el honor de colaborar en los últimos dos años, para dos grandes eventos que me encantan y que suponen el encuentro con estos profesionales, y ya amig@s, de talla XXXL.
Risas, carreras, sudores, prisas, pausas, nervios, miradas cómplices, sin perder de vista «al presi» (¡atentos, que está escribiendo en el chat del grupo!), palmeritas de hojaldre, acuerdos, ningún desacuerdo (¡qué lujo!), consenso, tod@s a una, pausas para ir al baño, ¡Qué chulas las sudaderas, quiero una!, ¡Salgo a fumar un momento!, ¡Nos abres los vestuarios!», ¡Cómo está el escolta, jajaja…! Y la maquina seguía su rumbo, tirando de muchos vagones, ajustada al milímetro, hasta que llegó a la estación final. ¡Y llegó en hora y con todos su pasajeros contentos!
Hoy es lunes. Quedan reflejos de agujetas y algunas ojeras del cansancio acumulado. Yo tan solo recuerdo con una sonrisa bobalicona lo vivido, y una frase de Michael Jordan que dice:
En un equipo el talento gana partidos, pero el equipo gana campeonatos.
Michael Jordan.
Gracias María, Bea, José Alberto, Miguel Ángel, Javi, Raúl, Alberto… Y sigamos sumando.