El Corazón Helado

Acababa de llegar a casa, tras ponerme la vacuna de refuerzo contra el COVID (yo fui de los vacunados con Janssen), cuando descansando en el sofá, mientras ojeaba el timeline de Instagram, saltó la alerta de El Huffington Post: «Muere la escritora Almudena Grandes». Sin palabras. Inmediatamente lo posteo en el grupo de WhatsApp de los amigos/as en el que se encuentran ávidas y fieles lectoras de la «Grandes». Todos nos quedamos igual: helados. Se nos fue nuestra autora de referencia. La escritora a la que venerábamos porque cada libro, cada entrega, cada página de su magnífica obra, nos transporta hacia la excelencia del placer de leer.

Julia, Olga y yo, comentábamos cada libro y siempre concluíamos lo mismo: ¿Será capaz de superarse con el siguiente? Si. Siempre. Cada compendio de páginas que Almudena Grandes publicaba, nos llevaba al cénit, y nos dejaba extasiados. Y cada publicación de su extensa obra, sobre todo esa antología maravillosa en la que llevaba inmersa desde hacía años, los «Episodios de una Guerra Interminable«, nos despertaba el voraz apetito de seguir pidiendo más y más. ¿Cuándo toca el próximo -le preguntaba a Julia?

Desde aquel «Las Edades de Lulú», hasta el último «La Madre de Frankenstein«, sus novelas construían ese espacio perfecto, amueblaban el lugar idóneo para abandonarse al placer de leer.

Ayer nos dejó. Pero sus libros, nunca nos dejarán. Seguirán acompañándonos, dándonos cobijo cuando «Los Aires Difíciles» azoten nuestra cabeza. Su obra dibujará el «Atlas de Geografía Humana» que necesitamos como faro hasta encontrar el camino. Sus páginas nos mecerán en la cadencia musical de «Malena es un nombre de tango». Su adiós nos deja «El Corazón Helado», pero con el deseo de poder leer pronto, y no olvidar nunca a «Mariano en el Bidasoa».

D.E.P., Almudena. El Olimpo ya ha extendido su alfombra roja para recibirte con honores.

Sororidad

Derivado del latín «soror» que significa «hermana», sororidad es un neologismo que se emplea para referirse a la solidaridad entre mujeres en un contexto de discriminación sexual.

En la última publicación de mi gran amiga Nuria Coronado, editora, periodista, conferenciante, formadora, referente feminista y luchadora hasta la extenuación por los derechos de la mujer, es la palabra que más se repite (junto con patriarcado). Su ensayo titulado «Mujeres de Frente» y editado por LOQUENOEXISTE, es de cabecera, y os lo recomiendo SI o SI. Yo he aprendido mucho.

Sororidad post de @JgAmago en #ReInventarse
Imagen de Jen Theodore vía Unsplash

De las 20 entrevistas a mujeres activistas, luchadoras, feministas y defensoras de la igualdad, quizás la que más me haya gustado es la realizada a Pamela Palenciano de la que destaco esta frase:

Si desde que somos pequeños confundimos el amor con la violencia no llegaremos nunca al amor del bueno. Necesitamos un amor sin control, sin intereses.

Mujeres de Frente. Nuria Coronado. Ed. LOQUENOEXISTE, página 105.

El amor romántico, la pasión, la atracción, el deseo…, son palabras que ellos manipulan, transforman como los cambiantes en las series como Juego de Tronos o The Witcher, y que controlan la voluntad de algunas mujeres -jóvenes o no. Ellos las manejan para controlar, para someter, para no perder el poder. Ellas las aceptan con la sumisión y el miedo a deshacerse de lo que entienden como «amor del bueno». Y una vez más saber identificar a los cambiantes, es un trabajo de educación, de enseñanza para no confundirse y para alertar cuándo se pierde el derecho a ser, a vivir, a pensar, a decidir, a amar, a querer o a odiar.

Abre los ojos. Otras formas de amar, son posibles.

#FelizDíaDelLibro

Me ha encantado la iniciativa de la librería Eixo de Ourense: una cieta a ciegas con un libro. A mi me encantan los regalos, las sorpresas. Y los libros sorpresa, también. Soy bastante predecible (todo hay que decirlo), con el tipo de lectura que me gusta, por lo que -si bien ya no tengo edad, ni es el momento para una cita a ciegas-, si que confío en que este #Díadellibro me sorprendan con un libro no esperado, y con una rosa. Seguro 😉

stencil.books

¡Feliz día de Sant Jordi! ¡Feliz día del Libro!

Fuente: Verne by El País

 

Feliz día del Libro

Hoy celebramos el #DíadelLibro, una festividad que en Catalunya se celebra de una manera especial: coincidiendo con el día de Sant Jordi es costumbre regalar un libro y una rosa. Desde hace 14 años esta tradición es algo habitual en mi casa. Sea en papel o en digital (yo aún leo más en papel que desde el iPad), no sólo creo que es una celebración del amor y la cultura magnífica, sino que también es una tradición que debe perdurar entre esas generaciones que viene que cada vez ven más, pero leen menos.

FITZGERALD

Me quedo con esta frase:

«La felicidad no se compra. Pero puedes comprar libros y eso es, básicamente, lo mismo».

Ilustración: Editorial Alba v/ Yorokobu

El guardían de los secretos

Se lo prometí a Oscar este verano, en Copenhague, cenando con nuestras respectivas parejas en el cento de la ciudad, mientras que el frío verano del norte de Europa nos despertaba del mágico letargo que el verano español nos acurruca durante los meses de julio y agosto. Íbamos forrados de los pies a la cabeza, añorando por unos días los shorts y las chanclas. Pero no importaba. Como siempre que tenemos la oportunidad de coincidir con Oscar y Josep, fue una cena maravillosa, repleta de anécdotas, experiencias, sugerencias, recomendaciones, arte, literatura… Hasta rompimos nuestro celibato «carnívoro» y nos zampamos una espectacular hamburguesa. La noche lo merecía.

Al volver al hotel comprobé que uno de los tesoros que me acompañó durante aquella semana por Escandinavia aún seguía presente. En mi mochila seguía escondido el ejemplar de «El guardián de los secretos« que Oscar nos había dedicado en la Fería del Libro de Madrid. – ¡Oscar, te prometo que en el tren de Malmö a Estocolmo comienzo el libro! Y así fue. No sólo lo comencé, si no que casi lo terminé. En esas cinco horas de trayecto me perdí los paisajes, los pueblos en los que el tren paraba, las gentes que circulaban por los andenes, varias partidas al «Solitario» y hasta la barra libre de café o té. El tiempo se detuvo, las páginas volaban y las letras desfilaban a la velocidad de la luz por mi retina. Emoción, pasión, rabia, lágrimas… Un torbellino de sensaciones con aromas de recuerdo, con esencias de presente, con armonías de un pasado, con deseos para el futuro. Esperanza.

El libro lo acabé en el vuelo de vuelta de Estocolmo a Barcelona. La historia de Enara, Miguel y Ximo es la historia de muchos otros amores, de cientos de descubrimientos, de miles de relaciones que parten de un misterio: el inexcrutable deseo de encontrar la felicidad. En un paisaje, en una canción, en un cuadro, en la mar, en la oscuridad, en la luz, en una persona, en una mascota, en la soledad. También es la historia de la historia, un tiempo remoto en el que amar fue pecado, y un presente en el que querer y desear ya no lo es tanto… ¿O sí? Pero pase lo que pase, el amor y la amistad (nunca enfrentadas, siempre parelelos), aguantan envites que ni el enfurecido mar, ni la dictadura, ni el tiempo pueden quebrantar.

No importa lo que me haya perdido. No le guardo rencor a «El guardían de los secretos» por haberme abstraído de mi realidad durante tantas horas. «Para viajar lejos, no hay mejor nave que un libro», dijo Emily Dickinson.

«Hay grandes libros en el mundo, y grandes mundos en los libros», dijo alguien más sabio que yo. En el libro de Oscar Hernández hay tantos mundos, que su lectura te invita a vivirlos, a experimentarlos y a compartirlos. Sin secretos. Debemos ser los guardianes de nuestros propios sueños que, quizás algunos años más tarde, se puedan cumplir vividos en la piel de otros.

PD: Oscar, mil disculpas por haber tardado tanto en escribir esta reseña.