Llamadme raro…, pero esta mañana me he despertado preguntándome ¿Por qué el libro de Alejandro Dumas se titula «Los Tres Mosqueteros», cuando en el fondo son cuatro? Sus nombres eran d´Artagnan, Athos, Porthos y Aramis. CUATRO. Entonces… ¿Por qué tres? Si no has leído la novela, la explicación viene porque d´Artagnan quiere hacerse mosquetero y se encuentra con los otros tres que ya forman un equipo bajo el lema de «todos para uno, y uno para todos». Ellos son los verdaderos mosqueteros, la esencia y razón de la novela. D´Artagnan, antes de sumarse al grupo, se fue enfrentando a todos ellos y, como era tan diestro con el sable, pues deciden que se incorpore al equipo para luchar contra las injusticias del malvado Richelieu y seguir defendiendo a la reina Ana de Austria. La suma siempre es positiva.
Y esto me ha llevado, entre el zumo de naranja y el café con soja, a pensar que una cosa es el titulo del libro, y otra el contenido, el argumento de la obra. Y como aún seguimos con la resaca post-electoral madrileña, he conectado directamente con los programas electorales, con los mítines de campaña y sus inflamados titulares. Que por un lado va lo que prometen, y después lo que cumplen. Lo que dicen que van a hacer, y luego deshacen desdiciéndose sin recato ni vergüenza.
Quizás pienses que mis despertares son muy raros. Que el zumo de naranja enciende las sinapsis neuronales a mil por hora con conexiones muy bizarras. Y que, a su vez, el café multiplica exponencialmente esos despertares neuronales enlazando la crónica de un pasado con el futuro más inmediato. Y que los títulos de los libros, los titulares de una noticia, son la crónica de una muerte anunciada. Por que, si «La libertad consiste en llevar una pulsera que pone libertad», y yo no llevo pulseritas, ni con frases, ni sin ellas, entonces tendré que decir adiós a la Libertad.