Madrid me da vida. Madrid me agota. Madrid me fascina. Madrid me desilusiona. Madrid me emociona. Madrid me hastía. Madrid me cabrea. Madrid me conmueve. Madrid me ilusiona. Madrid me da rabia. Madrid me esperanza. Madrid me desespera. Madrid es chula. Madrid es chulesca… Madriz, Madriz, Madriz…

Por estas razones, y algunas más que se quedan en el tintero, Madrid me genera, en estos momentos, sentimientos encontrados. Aquí he nacido, aquí vivo, tengo mis raíces y a la mitad de mi familia, a la mayoría de mis amigos/as, mi trabajo, mis compañeros/as, mi hogar… Mi vida… Pero cuando ruge la furia de los colores, cuando se desata la falta de compenetración de un Madrid frente al otro Madrid, Madrid me mata.
Aquellos/as que ahora se sienten dolidos, humillados y denostados, tan sólo les pediría que esta ciudad ha sido, es y será un lugar en el que TOD@S nos hemos familiarizado, con aquello que cantaba Sabina: «Lo bueno es llegar con la boina y la maleta de cartón, y a los cinco minutos ser de Madrid». Sólo les pediría calma, empatía. Entonces, cuando todos volvamos a ser Madrid, podremos volver a entonar con orgullo, alguna de estas estrofas, de canciones que nos convierten en Madriz:
«Maldita ciudad, no es tu mejor momento, y aún estás hermosa.
He de confesarte que te eché de menos.
Agarro la guitarra y canto para ti.
Que bueno estar en casa.
Vuelvo a Madrid»
«Vuelvo a Madrid» de Ismael Serrano
O esta otra que dice:
«¿Cuántas veces he pensado ya en dejar este lugar hostil?
Pero como en los libros de mi infancia
siempre elijo la página que me devuelve al mismo lugar».
«El Cielo de Madrid» de Deluxe