El Gusano del Odio

Aún estamos sobrecogidos por los acontecimientos de Texas a principios de la semana. Un joven de 18 años, dispara a su abuela, salta la valla de un colegio y tirotea a los profesores y alumnos, dejando tras de sí, 21 muertos (19 niños y niñas, y dos profesores), y 15 heridos. Salvador Ramos era un joven… «normal». ¿Qué ha pasado, entonces, por su cabeza para asesinar sin pudor, sin miramientos a inocentes conciudadanos? Y teniendo en cuenta que no es el primero (y desafortunadamente, tampoco será el último), ¿Qué mueve a una persona a agarrar dos fusiles y liarse a tiros?

Al respecto, os invito a leer esta reflexión de la psicóloga Ana Isabel Beltrán Velasco, publicada en Ethic esta semana.

El odio suele construirse sobre premisas sesgadas y erróneas. Es ese gusano que se cuela por la nariz, que se introduce lentamente en el cerebro y lo invade, lo embriaga, lo controla… Y baja al corazón. Y éste impulsa la sangre a la velocidad del AVE para apretar los puños, la quijada, torcer el gesto y fruncir los ojos. La ira, el descontrol. El foco en la presa. Y el gusano se ha convertido en una Boa Constrictor tan grande, tan poderosa, que estrangula la razón, y explota en la sinrazón. ¡Boom!

Vergüenza/Tristeza

¡Vaya dos momentos que hemos vivido este fin de semana! Situaciones que me generan tristeza, y vergüenza. Vergüenza por lo acontecido la noche del viernes, más de 25.000 jóvenes se concentran en un macho botellón en la explanada de la UCM, en Ciudad Universitaria de Madrid. No sé que trataban de demostrar. Si pretendían hacerse valer, sacar su orgullo, su rebeldía…, tras este acto, han dejado clara su posición: IRRESPONSABILIDAD. Ya se que estos 25.000 no representan a otros cientos de miles (que llenaron Twitter y otras redes sociales de rechazo, repulsa y cabro), pero han mostrado sus cartas. Cuando hay que estar, no saben ni dónde estar.

Tristeza me genera el acto del sábado en Chueca, en el que un grupo de neonazis acamparon a sus anchas sembrando el miedo, el desconcierto, la incredulidad por el barrio insignia de las libertades, la diversidad y la tolerancia. El miedo frente a la razón. La persecución frente a la libertad (eso que tanto pregonan «sus socios»). Acoso, terror frente al #loveislove. España es uno de los países en los que han repuntado los delitos de odio (Barcelona, Madrid entre las principales ciudades).

No vamos hacia una revolución. Caminamos hacia una involución. Vergüenza y tristeza. Si. Mucha.