Y yo me pregunto… ¿Condenará su inmaculada vuecencia el daño que la Iglesia ha hecho –y sigue haciendo– a nuestra comunidad? ¿Pedirá perdón por los curas renegados en las celdas de sus sotanas que han mancillado a jóvenes hombres y mujeres al vicio de sus culpas? ¡¡Claro que no!! Porque además, todo el mundo irá corriendo a hacerse la foto, al besamanos, a las multitudinarias misas, a los actos privados…, nos olvidaremos por un par de días que la curia vaticana, que el estamento que reparte su poder, su miseria, sus calumnias, su odio y su rencor desde la calle Añastro de Madrid o desde las ondas de la COPE, se la sopla todo porque su poder está sustentado en una mentira que dura ya dos milenios y que, muy a pesar nuestro, ni con el aceite que pierden sus propios quinqués, les hace resbalar en el odio que transmiten y ver, al levantarse como Lázaro, que su verdad no es la única y verdadera. Hay veces que hay que morir, para volver a nacer.
Pero lo que más me sorprende es la muchachada que les baila el agua. Yo recuerdo, cuando estudiaba en un colegio de curas… y ¡ojo!, que nadie se piense que tengo rencor a la Iglesia por traumáticas experiencias estudiantiles. Siempre he dicho, diré y afirmaré que mi experiencia en el colegio de curas en el que me formé ha sido la experiencia académica y humana más importante de mi vida (un saludo a los profesores y estudiantes del Colegio de Rozas de Puerto Real)…, decía que, cuando estudiaba en un colegio de curas, asistimos al macro evento del Santiago Bernabeu con la primera visita de Juan Pablo II a España. Y ya, entonces, miraba desde el graderío a las 90.000 almas que se desgañitaban con aquello de “Totus Tuus” yo me preguntaba: ¿cuándo empieza el concierto? Porque la sensación de locura, de esquizofrenia colectiva, de auténtico club de fans, se apoderaba de todos. Esa es la gran baza de la iglesia: saber comunicar. Saber llegar con falacias, con historietas de dudosa credibilidad, con apocalípticas mentiras del fin del orden y la decencia mundial, con envenenadas condenas a la realidad de los tiempos que estamos viviendo.
Somos libres, si, de elegir nuestras creencias, nuestros credos, nuestros ritos del domingo por la mañana…, pero igual que ellos tienen esa libertad, también tienen la obligación moral, la decencia de RESPETAR la que no es su ideología. Miramos hacia los países islámicos y vilipendiamos su exacerbada religiosidad. ¿Por qué nos cuesta tanto mirar hacia nuestra propia realidad?
Estoy totalmente de acuerdo contigo pero recuerda que quien realmente a inventado las magnas puestas en escena ha sido la Iglesia desde hece 2000 años.>Son los creadores del marketing.>Y en esto de hacer seguir al personal son únicos. Claro que últimamente es este país van perdiendo una sábana en cada colada>y se van a quedar sin ajuar si siguen así de carcas.
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