A cada cerdo…

Vaya, parece que el caos social y moral en el que esta sociedad española está sumido, comienza a ordenarse. En Valencia, ayer, miles de ciudadanos salieron protestando contra la corrupción y contra Camps; la misma tarde que detuvieron a los presuntos corruptos de Santa Coloma de Gramanet, el pueblo entero se movilizó a las puertas del Ayuntamiento para linchar a los ladrones (¡¡qué ejemplo han dado los catalanes a los valencianos, ellos que corrieron a vitorear a Camps y la Barberá para defender una honradez ahora quebrada!!) Claro, que todavía queda Madrid… pero bastante tienen ya con lo suyo, a ver si revientan y nos reímos un… rato.

Condenado, pues, el estigma del corrupto, también me ha sorprendido este año la ingente cantidad de personas que han disfrutado, vivido y festejado la fiesta pagana de Halloween. El sábado, paseando por la noche por Madrid con nuestra querida, admirada y maravillosa amiga Sonia Bermúdez, buscábamos un restaurante para cenar dándonos de bruces con fantasmas, dráculas, monstruos, porno-enfermeras o niños enfundados en sus trajes de esqueleto, tomando la calle para darle un palo a la santa festividad. Y me parece muy bien que la gente salga a disfrutar a la calle y tape la boca a los bocas de la Conferencia Episcopal que berrearon perlas como: «tiene un trasfondo de ocultismo y de otros tipos de corrientes que dejan su huella de anticristianismo», o «No es una fiesta inocente porque es la noche del año nuevo para los brujos” ¡¡Pero cuándo van a dejar que la gente se divierta, intentando amargarles la fiesta porque ellos no se quieran soltar la sotana!! Como el movimiento se demuestra andando, toma: miles de personas en las calles vestiditos de anticristianos.

El miércoles, me invitaban a la rueda de prensa del 14 LESGAICINEMAD y el director del Ateneo de CC.OO dijo: “vamos a provocar más colas en la entrada para las sesiones de cine que Jesús de Medinaceli”. Y así está siendo. La sala a reventar, mientras que el cristo de los milagros seguro que le apetecía un escapada a ver una de las cien películas que el Festival de Fundación Triángulo va a programar hasta el 9 de noviembre.

Desayuno, pues, relajado, sentado en mi terraza disfrutando de este eterno verano, con un té en la mano, un platito de panellets y leyendo el periódico que hoy que, parece mentira, lo intuyo más positivo, más real… Miedo me da pensar en encender la televisión y ver las noticias. No quiero que este sentimiento se acabe.

Hoy, me creo eso de que “a cada cerdo le llega su San Martin”. Mañana… pues no pienso en mañana, porque como dijo Joan Manuel Serrat: «Mañana es sólo un adverbio de tiempo».

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