Ayer estaba yo relajado, tumbado en el sofá mientras leía El Jueves, terminado el informativo de Cuatro y esperando al Telediario de TVE1, cuando de refilón oí una noticia que me hizo levantar los ojos de las divertidas e hilarantes historias del Profesor Cojonciano. El chismorreo en cuestión decía que la sociedad BRADGELINA se estaba rompiendo y que Angelina Jolie quería evadirse y educar a sus hijos en una ciudad europea exquisita, culta y refinada como Madrid (trascribo directamente lo que la pizpireta locutora dijo). ¡Pasmao me quedé!Empezaré diciendo que yo, por Madrid, como la Esteban, MA-TO. Pero también hay que saber ser críticos constructivos y comentar que nuestra capital se queda un poco corta de los calificativos que en dicha crónica se alaban de Madrid. Creo que esta noticia ha debido ser redactada por el gabinete de Turismo del señor Gallardón.
Madrid es europea…, vale, como capital del reino de una nacíón que forma parte de la Unión Europea, pero todavía no estamos a la altura de otras capitales y ciudades en lo que a civismo, calidad y prestaciones como capital, ofrecen otras grandes urbes. ¿Algún espabilado ha sido capaz de valorar el porqué consecutivo de la negativa a formar parte del exquisito grupo de ciudades olímpicas? Si alguno de esos millones de euros invertidos en una campaña brutal de imagen se hubiera destinado a humanizar más esta ciudad, quizás ahora estuviéramos cantando el “We are the champions”. Hemos mejorado mucho, nos destacamos por ser una ciudad abierta, tolerante… pero cada vez más mastodóntica y deshumanizada, con grandes abismos diferenciales entre grupos sociales (y más en estos tiempos de crisis) y con un alto grado de esnobismo provinciano que nos hace mirar de soslayo a otras capitales, en lugar de remirar los aciertos y los fallos de otras ciudades del mundo. Muchas veces he oído en el extranjero aquello de ¡Como en Madrid, en ningún sitio!, cuando por debajo hay un resquicio de amarga desilusión porque en el fondo nos ha llamado la atención una sucesión de hitos comparables y en los que Madrid sale en desventaja. No solucionamos nada mirándonos el ombligo.
Madrid es una ciudad exquisita… El diccionario de la RAE define “exquisito” como: de singular y extraordinaria calidad, primor o gusto en su especie. En Madrid se vive bien, no nos quejaremos, cara en algunos aspectos, odiosa por su tráfico y un incivismo característico del carácter latino, pero fácil de manejar, y con una peculiaridad que a la vez se convierte en un arma arrojadiza: todo vale. Y ese caos perfectamente organizado es uno de los sellos de particularidad que esta ciudad ofrece al resto. Nada que decir de la calidad de sus transportes públicos, de su hospitalidad y su adaptación a todas y todos, pero sí que hay que reprocharle, como gran ciudad, que no aprenda de sus errores y aplique un sello de calidad que frene la avanzada anarquía que destroza mínimas normas de convivencia y tolerancia, con el fin de degustar.
Madrid es una ciudad culta… Tenemos una oferta cultural importante e impagable: museos, galerías, monumentos, actividades culturales, teatro, danza, agitación cultural y social. Macroeventos como “La Noche en Blanco” han situado a Madrid en el centro de una actividad que otras ciudades europeas presumían. Y ya está.
Madrid es una ciudad refinada… Tiene su glamour, se organizan fiestas importantes, nos visitan muchas celebrities, se montan muchos saraos, tenemos una representación de las mejores firmas del mundo, la Casa Real y un tejido VIP importante. Pero aún le queda un cierto regusto por la caspa que estuvo bien en los 80, pero que ahora se debería erradicar cual Pantene ProV sobre un cuero cabelludo.
Seguro que muchos madrileños no comparten estas opiniones pero: ¿alguna vez alguno de esos entrevistados en programas como Madrileños por el Mundo o Españoles por el Mundo ha dicho que añoran nuestra ciudad y que se mueren por volver? Por algo será.
ReInventarse (by JgAmago) 