El Sumo Pontífice ha dicho:
(…) «Tenemos que aprender a ser intransigentes con el pecado, comenzando por los nuestros, e indulgentes con las personas», ha añadido el pontífice, quien ha invitado a los fieles a «aprender de Jesús y no juzgar y condenar al prójimo».
Si es que… ¡¡donde las dan, las toman!!
A ver si tras estas declaraciones, cargadas de amor, misericordia y “buen rollito” la Iglesia Católica deja en paz a los homosexuales, a las mujeres que quieren abortar, a los matrimonios que se divorcian, a las familias homoparentales, a los matrimonios homosexuales, a las adopciones de niños por parejas del mismo sexo… porque todos queremos y tenemos (todos, estimado Bene) que aprender de Jesús, que era santo y misericordioso, y no juzgar al resto del prójimo.
Ustedes, pues, a lo suyo, a evangelizar la palabra de Dios, pero sin joder… que ya bastante han jodido a muchos (y en todos los sentidos de la palabra).