El otro día, una amiga me invitó a dar una charla en su empresa. Es una actividad que hacen cada mes: mientras que los trabajadores comen, escuchan experiencias, vivencias, aventuras… Me pareció una idea muy interesante, enriquecedora y divertida. Quería que un emprendedor contara su experiencia de supervivencia en esta jungla, en la que nos talan los troncos que permitimos crecer más que plantar nuevos árboles que inunden este panorama tan gris de «brotes verdes». Allí me planté. A eso de las 14:15 mientras 10 personas atacaban a sus taper wares, yo me puse a hablar de cine, de lo social, de sueños, de realidades y otras muchas cosas. Mi charla era la sal y la pimienta que condimentaba sus almuerzos. Al finalizar, ya en el taxi me acordaba de una frase de Campoamor: «No rechaces tus sueños. ¿Sin la ilusión el mundo qué sería?» Han sido muchos años de sueños cumplidos a golpe de ilusión. Quedan muchos más. ¡¡a por ellos!!