CODA

Anoche vimos «CODA», la película que ha se ha llevado los principales premios y que desbancó a la gran favorita (y mi favorita, todo hay que decirlo), «El Poder del Perro». Y es perfectamente comprensible. «CODA» es… ¡¡MARAVILLOSA!! Sin artificios, sin efectos especiales, sin estridencias, sin dramas, sin estructuras complejas ni guiones enrevesados. No. «CODA» es como la vida misma.

No se qué pensaran al respecto la comunidad de personas sordas, pero creo que «CODA» marca un antes y un después en la visibilización y toma de conciencia sobre la discapacidad auditiva. Y eso ya es de «Oscar». En «CODA» conocemos a una familia de pescadores humilde, en el que el padre, la madre y el hermano mayor son sordos, y la hija pequeña es oyente. Ella es el nexo de conexión con la realidad que les rodea: la crisis del sector, la comunidad, las amistades, los retos, el sexo, el amor, el instituto… Y sobre esa premisa levanta una estructura argumental que huye del victimismo, que te lleva de la risa a la emoción, a la rabia, a la alegría y a la tristeza, como fluyen y silban los signos en el aire cuando sus manos hablan por ellos. Activismo positivo.

Victor Hugo dijo:

¡Qué importa la sordera del oído, cuando la mente escucha. La única sordera verdadera, la sordera incurable, es la de la mente!

Victor Hugo, 1845

Luca

Huele a verano. Y parece ser que, este estío, vamos a poder olerlo mejor (con sus buenos y sus malos aromas), ya que no estaremos obligados a llevar mascarilla mientras que estemos al aire libre. ¡No sé como acabará esto, pero creo que son buenas -pero tempranas-, noticias!

Ayer vimos «Luca» la nueva MARAVILLOSA película de animación de Pixar para Disney, una exquisita joya que rezuma verano, sal, agua, sol, calor, pantalones cortos, sangría, pescadito frito y mar. Una estupenda película que habla de diversidad, de diferencia, de inclusión, de amistad, de minorías, de todo eso que no soportan los de verde (imagino que les prohibirán a sus hijos verla, porque desde el momento «0» la película respira diferencia). Bueno, quizás les dejarán disfrutarla con la perorata final de que «¡veis hij@s, son unos monstruos!». Y se quedarán tan panchos.

Películas como esta (o como su anterior joyita «Soul»), deberían de ser asignatura obligatoria en los centros de educación primaria (y secundaria), para poner en común con los alumnos y alumnas la diversidad de la sociedad. Porque ¿Quién de nosotros es lo suficientemente «normal» como para decir qué se considera «normal»?

La vida en serie/o

Tengo una pequeña y «confesable» adicción : las series de TV (véanse en la «caja tonta», en el iPad o a través de cualquier pantalla de un tamaño mayor que un movil). Son mi momento de evasión y encuentro con otras realidades que, ficticias o no, me impulsan a pensar, a escribir, a reflexionar… ¡E incluso a no pensar y a desconectar!

La vida en serie/o post de @JgAmago en el blog #ReInventarse

Photo by Constellate on Unsplash

Ayer por ejemplo, tras una estupenda siesta (el sábado por la mañana trabajé de 9 a 14 horas), me cogí el mando del Fire TV y me enchufé un capítulo de la última temporada de «OITNB», terminé la estupenda y adictiva primera temporada de «The Bodyguard» y también vi el segundo capítulo de la maravillosa y exquisita «Los Romanoffs». No contento con casi 4 horas de inmersión en historias tan diferentes y peculiares, me puse a ver la película «Bird Box (A Ciegas)» en Netflix. Y por la noche, después de cenar, nuestra dosis diaria de «Big Band Theory» para terminar con un capítulo de «Weeds».

Historias para desconectar. Mundos para conectar. Relatos para inspirar. Ficciones para desmotivar. En esas horas me alejé de mi cotidianidad (nada aburrida, por cierto, muy «intensa y enriquecedora»), para sumergirme (como en ese estupendo capítulo de «Black Mirror» titulado «USS Callister»), en una falsa verdad, en una realidad construida a medida de las cientos de páginas que configuran el argumento de historias con las que vivir, soñar… ¡O dormir!