Hay un proverbio hindú que dice:
Aquella teoría que no encuentre aplicación práctica en la vida, es una acrobacia del pensamiento.
El pasado miércoles, tuve el inmenso honor de ser uno de los privilegiados en asistir al estreno del documental “La Teoría del Espiralismo” que ha dirigido, realizado, escrito y peleado una mujer que, por encima de su conocido nombre, de su faceta de actriz, de presentadora, por encima de ser una “celebrity”, destacan su humanidad, su entrega, su sencillez y su profesionalidad: hablo de mi admirada Mabel Lozano.
Si hace un par de años, realizó una pirueta y se lanzó a la jungla de lo que para muchos de nosotros no deja de ser una etiqueta, la que se denomina “cine español” y que ha sido creada por aquellos que denostan el séptimo arte por encima de las nacionalidades, las razas e incluso los nombres y apellidos, (seguro que si alguna de esas películas que se estrenan con el título de “cine español” se estrenaran en un test ciego, muchos las clasificarían de obras maestras), Mabel, decía, se lió la manta a la cabeza y aportó su granito de arena en la lucha contra la trata de blancas y la prostitución organizada, a través de su documental “Voces”. El resultado, para el que no lo haya visto, es un mazazo de larga duración que acerca la realidad de esas mujeres que, en la búsqueda de “una vida mejor”, se encuentran con que el paraíso prometido se convierte en un calvario y el vía crucis de su existencia.
Ahora estrena un nuevo documental en el que Mabel navega, recrea, se divierte, disfruta, llora, aprende, enseña y muestra sin ningún pudor, y con una profesionalidad, claridad, elegancia, realismo y crudeza, la historia de cinco mujeres con discapacidad. Cinco mujeres que, del anonimato y la exclusión que genera la discapacidad, se han convertido en heroínas del deporte. Y de la vida.
Ahora, en “La Teoría del Espiralismo” ha convertido la acrobacia a la que se refiere el proverbio hindú, en una realidad, ha provocado en cientos de personas que estábamos en el estreno, un pensamiento positivo y ha derribado las barreras que, en muchas ocasiones, ni las Administraciones Públicas, ni las entidades privadas, ni las asociaciones, ni muchas entidades que trabajan a favor de las personas con discapacidad, han sido capaces de transmitir a la sociedad. Setenta minutos de metraje, resumen años y años de lucha, de denuncia, de apasionada reclamación, de enfervorecidos gestos, en un lema unánime: “querer es poder”.
Cinco mujeres, una misma realidad; cinco historias, una misma reivindicación, cinco miradas de superación, una misma meta… la deseada, necesitada y obligatoria igualdad para todas y para todos.
Y Mabel lo cuenta con contundencia, sin caer en la lágrima fácil o el victimismo; incluso la escena en la que la ciclista recuerda a través de su marido su accidente, una escena que contrae el corazón, pero no de pena, sino de la inmensa alegría que transmite su pareja y el profundo amor que se respira en el silencio, en la palabra, en las velas… ¡hasta en la ensalada!, hasta esa escena está cargada de una realidad pasmosa, acongojante, realista y muy veraz.
Son como son. No puedes ser de otra manera. Tienen que ser así. Deben de mostrarse así. Y TODOS tienen que visualizarlas así. Y esa es la grandeza del cine: contar historias que lleguen al corazón, al alma, que remuevan las conciencias y que activen las neuronas para darnos caer en la verdadera inclusión, por encima de estigmas, etiquetas y barreras.
Animo a todas y a todos a que vayáis a verla, o le sigáis la pista cuando la programen en televisión, o salga a la venta en DVD… porque su “teoría”, es la teoría de todos los que hacemos algo por que se consideren a las personas con discapacidad como parte activa de esta sociedad, una sociedad que es más rica cuanto más diversa sea, es una teoría universal, que a veces se olvida porque son muchas las cosas por las que hay que luchar, pero que en las manos de este documental se convierte en algo vivo, animado, vital, eterno y muy positivo.
Admiro, quiero, alabo y aplaudo a Mabel Lozano… Y lo tengo que decir, sin rubor, y objetivamente, quitándome la piel de amigo y enfundándome la de persona que mira por las personas con discapacidad. Mabel ha vuelto a gestar una herramienta poderosa de comunicación y de educación en valores… ofrece a toda la sociedad una oportunidad de descubrir, que quitarse el velo de los ojos es tan fácil como para ellas ganar medallas en una olimpiada. Todo es cuestión de entrenar… de eliminar barreras, de superar metas. Esa es la auténtica Olimpiada de la vida.
Solo una pequeña nota disonante: faltó la subtitulación para personas sordas. No debemos de excluir a esos cientos de miles de mujeres y hombres sordos que también están en el mismo barco. Pero se lo perdonamos porque, como dijo el escritor y poeta Arturo Graf:
“Más instructivos son los errores de las grandes inteligencias que las verdades de los ingenios mediocres”.
PD: Por cierto, muy inteligente, también, ese guiño a “Voces” cuando Teresa camina por la calle y cruza una pared con carteles en contra de la trata de blancas.
Enhorabuena.
Acabo de descubrir tu blog. Me ha impresionado positivamente, todo lo que escribes y cómo lo escribes, en especial tu actualización anterior.>>Merodeo por aqui 🙂
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