Vanitas, vanitatis.

Ha sido una semana intensa, llena de actividades y salidas múltiples a eventos y saraos varios. La verdad es que uno acaba muerto de tanto meneo, pero en el fondo sarna con gusto, no pica.

El miércoles me invitaron a uno de los conciertos especiales de Fangoria en la sala Joy Eslava. Partiendo de que no soy fan del grupo de Alaska y Nacho Canut, hay que reconocer que la capacidad creativa y el poderío escénico de Olvido Gara sigue siendo apabullante. Más delgada que nunca, enfundada en una segunda piel de vinilo y muy atractiva de morena, levantó desde la primera a la última canción a un público entregado, que abarrotaba la clásica sala madrileña.

Al día siguiente me invitaban al EGO de Cibeles pero, por cuestiones de horarios, me fue imposible ir. Eso sí, el viernes, mi buen amigo Carlos (que tuvo la suerte de que le invitaran al desfile de Elio Bernhayer) se quedó fascinado del efecto “Cibeles”. Y es que sumergirse en el glamouroso mundo de la Semana de la Moda en Ifema, es una experiencia casi religiosa. Esa noche, organizamos una cena en casa y cuando Carlos llegó de su encuentro fashion, nos pusimos a hablar de ese mundillo maravilloso y mi pareja, que pasa mucho de esa hoguera de vanidades, flipaba con nuestra conversación que transcribo brevemente: “… He estado en el frontrow, sentado junto a …, y después me han invitado al kissing-room. Allí me encontré con … que me contó que mañana tiene un fiting para un shooting que saldrá publicado en … Por cierto, que en el backstage coincidí con …”. Vamos, un metalenguaje propio de estas lides que, como cualquier otro código particular, tiene su charme.

La tarde del sábado, comenzó visitando la magnífica exposición sobre Carlos Berlanga en el Centro Cultural de El Águila. El ingenio creativo de uno de los baluartes de la Movida Madrileña fue increíble. Pero lo más sorprendente de la muestra es ver el paso del tiempo de todas esas figuras que convirtieron la rancia e inexistente contra-cultura española en detonante de una nueva nación, de una poderosa industria creativa que sigue siendo referente para muchos. En las tres salas de la muestra, nos reencontramos con Kaka de Luxe, Pegamoides, Dinarama, Almodovar, Costus, Ouka Leele, Ceesepe, Tino Casal, Ana Curra, Benavente, García-Alix, Bonezzi… Genios creativos, algunos apagados, todos más maduros y menos outsiders, pero poso generacional, social y cultural de un país que salía de la sombra y comenzaba a refulgir.

Corriendo de un espacio a otro, teníamos una cita con la CND dirigida por Nacho Duato para deleitarnos, de nuevo, con sus creaciones coreográficas. El Teatro Real vestía sus mejores galas para la reposición de Rassemblement (la he visto más de 5 veces y cada vez me parece más maravillosa) y el estreno de Jardín Infinito, dedicada al mundo de Chejov. Aún recuerdo mi primer encuentro con el mundo creativo de Duato. Fue en el 1992, con el estreno de Jardí Tancat, con la interpretación en directo de María del Mar Bonet. Fue brutal. Desde entonces, y hasta hoy, he asistido a todos los estrenos y reposiciones que la CND ha traído en Madrid, en los teatros Albeniz, Zarzuela, Madrid o el Real. Y tampoco he faltado a las citas de la CND2 en las que el talento de Duato se transfiere a Tony Fabre como cantera de la primera compañía. Cada cita, cada función, ha sido una experiencia creativa. Cada coreografía significaba un torrente de creatividad e ideas, una ola de frescura y calidad, una demoledora ruptura con la danza clásica que otros se empeñan en reclamar. Nunca la danza en España ha estado tan alto, ha sido tan internacional. Ahora Duato está en el filo de la navaja. Yo espero, confío y deseo que su andadura como Director Creativo se mantenga porque su llama sigue vigente, sigue viva, llenando los teatros, conmoviendo al público asistente (a pesar de que el estreno del otro día levantó un poco de polvareda y mucha gente se levantó de las butacas) provocando sensaciones y trasladándonos a esa visión particular que tan solo los excepcionales creadores tiene permiso para visionar.

Aún “borrachos” de talento, nos dirigimos hacia uno de los restaurantes italianos más maravillosos de Madrid, Anema e Core, donde continuamos hablando de lo humano y lo divino, hasta que el limonchelo nos dio un alerta de principio de melopea galopante y decidimos caminar por un Madrid atestado de gente por las calles a eso de las 2 de la madrugada.

Cultura, populismo, fachada, tendencia, arte, música, masas… conceptos que se entremezclan en esta feria de inquietudes y tendencias, en esta sopa de estrellas y estrellados que amalgaman lo que algunos denominamos como cultura y, para otros, es tan solo un barniz de frivolidad. Una vez más es la dicotomía entre lo que dijo el músico Frank Zappa: “El arte es hacer algo de la nada y venderlo”, o lo que bendijo Nieztsche: “Sin el arte la vida sería un error”.

Fotografía: Ana Roldán: http://www.anaroldan.com/

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.