
¿Estamos hablando de crisis económica, de valores, de ideales y de ética? ¿O necesariamente todas confluyen en esta extraña conjunción interplanetaria de males imposibles de redimir?
Yo creo que en parte se explica al hacer la comparativa (manteniendo las distancias formales) entre el modelo español y el americano: Obama quiere quedar bien con todo el mundo y es imposible. Gobernar –me pongo en esa hipótesis – debe ser como dirigir a una gran multinacional con diferentes nacionalidades, intereses, conflictos e intereses. El Presidente tiene que conciliar pero siempre algo o alguien sale perdiendo. No se puede atender de la misma manera a todos, aunque éstos presionen para equiparar sus demandas, sus necesidades y sus intereses, al resto. ZP y Obama han caído en su popularidad, y su credibilidad, porque han prometido sueños que, en el interés por convertirse en realidad, se han enfrentado a sus deseos y se han convertido en armas arrojadizas contra sus propias decisiones. Pero lo más llamativo es la falta de coordinación interna. Los ministros del Gobierno español dicen una cosa, y después los vicepresidentes rectifican, o el propio ZP apuntala. Lanzan sondas y se estrellan con la onda expansiva de sus propuestas. Y claro, luego se queman con esa sopa porque los de la oposición saben muy bien como cocinar menús de altas mentiras con postre y cava (perdón con Champagne, que ellos odian todo lo catalán). ¡¡Y si no que se lo digan a Garzón, que investiga el Gürtel, los asesinatos del franquismo y otros borrones de nuestra sociedad, y encima está a punto de entrar en la cárcel!!
Y mientras que el desgaste sigue, hay ministros desaparecidos en combate (Corredor, Garmendía, Chaves…), y otros se ajan en el empeño de ofrecer, demostrar y corroborar que las ideas, los proyectos y las propuestas son de calado y efectividad contrastable.
Menos mal que las instituciones internacionales han comenzado a quitar hierro, a rebajar sus malos augurios sobre la salida de España de la dichosa crisis. Pero eso no interesa, porque en lo que todos nos fijamos son en los preocupantes datos del paro, de la morosidad, de la productividad, e incluso del miedo a que te llamen los de RRHH para darte una mala noticia. ¿Vivimos con miedo?
Iniciativas como al emprendida por las Cámaras de Comercio “estoloarreglamosentretodos” insuflan una bocanada de aire fresco entre tanta hecatombe y tanto pánico.
Y es que como dijo Epicteto de Frigia: «No hay que tener miedo de la pobreza ni del destierro, ni de la cárcel, ni de la muerte. De lo que hay que tener miedo es del propio miedo».
Y eso ¿cómo se hace?