Las Sabias de la Tribu

Así se titula el último documental dirigido por Mabel Lozano y presentado en sociedad el pasado 28 de junio. Es difícil ser imparcial a la hora de hablar de una gran profesional, admirable persona y (ante todo en mi corazón) de una magnífica amiga, pero quiero intentar transmitir, sin desvelar mucho, y sin ser demasiado “pelota”, la necesidad, el apremio de tener que ver, paladear, degustar y difundir el imprescindible trabajo audiovisual que nos acaba de regalar.

“La Sabiduría es Hija de la Experiencia” (Leonardo Da Vinci).
Ocho mujeres, ocho modelos, ocho referentes, ocho madres, esposas, hijas, abuelas… ocho sabias señoras, cargadas de experiencia, de bellas arrugas, de aterciopelados callos en sus manos, en el corazón, en el alma; ocho hembras en las que las canas no han hecho palidecer en grises sus fuerzas y sus ganas de vivir, y nos arrastran a un torbellino de sabiduría, a un anecdotario de vivencias, a un torrente de vitalidad tan potente, que tan solo pensar en cada día de sus maravillosos y vividos 60, 70 u 80 años, nos invitan a imaginar una película de cientos, miles de horas cargada de planos, secuencias y guión repleto de experiencias que son, tienen que ser, ejemplo vivo de supervivencia, de superación, de ejemplaridad, de ilusión, de alegría. Ellas son, la madre de cada uno de nosotros… son, han sido el soporte de sus familias, de sus maridos en una sociedad tan machista, tan misógina que aún sigue acosando su libertad, su capacidad de decisión, con las decenas de casos de violencia machista que tiñen los noticiarios de nuestro país, o con la indiferencia de ser las amables invisibles que callan ante la mano que mueve el mundo. Estas ocho mujeres son carne, piel, corazón, ojos, lágrimas, sonrisa, genio, ingenio… VIDA. Y Mabel ha rescatado estas pequeñas grandes voces para poner en boca de todos los tremendos silencios de su gran verdad.

“La juventud es el momento de estudiar la sabiduría; la vejez, el de practicarla”. (Rosseau).
Es curioso que casi ninguna de estas ocho mujeres estudió en su juventud, ni pudo vivir la vida que nuestros jóvenes están viviendo ahora, o la que los de mi generación hemos vivido… Estas mujeres coexistieron con una juventud cargada de trabajo, de responsabilidad, de palos, de hambre, de miseria, de penurias. Se casaron jóvenes, sin casa, ni coche, ni TV, ni teléfono… Capearon la guerra, la posguerra, el hambre, la miseria, el desempleo, se sometieron a la dictadura del campo, del mar, de oficios de escaso beneficio…, a una primera noche de boda sin contacto previo con sus maridos, con miedo, con vergüenza, desconociendo qué era eso del sexo, el orgasmo…, pero con amor. Y ahora, con los pliegues de sus estupendas arrugas conteniendo libros de conocimiento, con las espaldas trabajadas por el peso de los hijos, el marido, la casa, el trabajo y su satisfacción de haber realizado las cosas bien, nos regalan el don más preciado: su conocimiento, su vivencia, su vitalidad, su capacidad para estudiar a los 70 años, para enamorarse a los 67, para ganar maratones a los 60, para rodar películas, series de éxito a los 80, para ser referente político de integridad, honor y respetabilidad a los 70…, para ser abuelas, y madres con coraje para inculcar en esta juventud descastada, hastiada, aburrida, desilusionada, que si quieres tener una vejez tan increíble como la de estas madres coraje, tienes que vivir una juventud y una madurez con la sabiduría de no tener la sensación postrimera de haber perdido el tiempo.

“Lo que sabemos es una gota de agua; lo que ignoramos es el océano”. (Isaac Newton).
Si, son tan solo ocho mujeres, pero son el reflejo de una generación, de un ramo de miles de rosas que se han desprendido de sus espinas y sembrando campos de generosidad, de ejemplares vivencias que tienen que ser modelo para todas y todos. Ellas nos han recordado que vivir es luchar, pero también es disfrutar de las pequeñas cosas del día…, aún sabiendo que quizás no llegue ese momento del descanso del guerrero, pero sin perder la esperanza de que los sueños se cumplen si se quieren, si se desean. Y todas, hoy en día, han visto cumplidos sus pequeños sueños, sus grandes esperanzas. Incluso ayer, una de ellas, la mariscadora, lo cumplió por fin: su ilusión era poder ir algún día a Roma o a Madrid. Ayer piso por primera vez la capital y, seguro que descansó como nunca agradeciendo y recordando que, cada madrugada, cada crudo invierno remojada en el frío mar de las Rías Gallegas, cada peseta o euro ganado con el sudor de su frente y con sus manos mojadas, cada kilómetro recorrido en su scooter para llegar a la lonja, se recompensó con el aplauso y la admiración de los cientos de personas que abarrotamos el cine Roxy B… en Madrid. Su sueño por cumplir había llegado.

“Las Sabias de la Tribu” tiene que proyectarse en institutos, en colegios, en Universidades, espero que muy pronto en TVE (que ha cofinanciado el documental), porque la sociedad de hoy en día necesita modelos, referentes de carne y hueso que estén por encima de la mediocridad, de la perversidad y cutrerío de esos ídolos de barro y mierda que abotargan la cabeza de nuestros jóvenes y que se identifican como la única manera posible de alcanzar un éxito ufano. Este documental tiene que verse para que aquellos que identifican que las cosas cuestan sacrificios, horas, trabajos y esfuerzos, se sientan identificados sin perder el aliento ni el horizonte en sus afanosos intentos por vivir una vida ejemplar.

Solo tengo un pequeño “pero” técnico para el editor del documental: el slize utilizado para las conclusiones en el último minuto, resta importancia al poderoso mensaje que estas ocho grandes damas nos regalan como final. Yo habría utilizado otro recurso más potente para coronar este trabajo. Pero es mi opinión… una “voz” más…

Salimos del cine y comenzó a llover. La lluvia quería barrer de polución y malos espíritus el cielo de la ciudad para refrescar el ambiente y regar los sueños de las protagonistas de este documental para que, al comenzar un nuevo día, las ilusiones de seguir recogiendo la cosecha que aún siguen sembrando, se cumpliera, y las hagan más sabias que cuando se fueron a dormir.

Ya lo escribió Alejandro Casona: “vale más sembrar una cosecha que llorar por lo que se perdió”. Y ellas nunca tiraron la toalla por cosechas perdidas.

2 comentarios sobre “Las Sabias de la Tribu

  1. Yo también estuve en la presentación del documental y estoy deseando ver capítulo a capítulo del documental en TV. Me impactó la forma de transmitir los sentimientos, las emociones, las alegrias y los sueños de todas las sabias, pero lo que más me fascínó fue la lucha que cada una de ellas tuvo para superarse y que dia a dia tienen para seguir sus metas.
    Són un ejemplo de superación personal y un ejemplo de mujer, cada una de ellas.
    Enorabuena Mabel y equipo, vuestro trabajo es impecable!
    Gemma

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  2. Hola q tal? Trabajo en los servicios sociales y estaba buscando videos interesantes para mostrar a los mayores para su motivacion cuando me he encontrado con este articulo. ¿Sabes donde se puede ver en su totalidad? Me interesaria bastante poder enseñarselo. Gracias de antemano.

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