La RAE define la palabra «adicción» como:
- Dependencia de sustancias o actividades nocivas para la salud o el equilibrio psíquico.
- f. Afición extrema a alguien o algo.
Ahora todo son adicciones: al movil, a la tele, al trabajo, al ocio, a las drogas, al tabaco, a viajar, a gastar, a no hacer nada, a hacer muchas cosas… Somos incapaces de abandonar la adicción a…
Cuando somos pequeños, nuestros padres quieren corregir la adicción al pecho de la madre, al chupete, al brazo, o a la «mamitis» aguda. Cuando somos adolescentes, la adición a dormir, a hacer el perezoso, a jugar, al chocolate o al fútbol. Cuando ya somos más «mayores», muchas de las adicciones heredadas se desmontan de nuestra chepa porque la responsabilidad, y la economía no nos lo permite: debemos ser «responsables». Cuando llega ese momento en el que la edad nos jubila, entonces igual podemos rescatar algunas de esas dependencias olvidades en la carretera, y volver a hacer algo, con alguien, o solos. El caso es hacer porque lo que nos queda, quizás, no nos pemita adiccionarnos a mucho.
Nos pasamos la vida privándonos de cosas por otros. Y cuando llega el momento de disfrutar, de encontrar un nuevo equilibrio entre aquello a lo que queremos engancharnos y lo que la ley de vida nos permite, entonces son los otros los que nos invitan a permanecer adictos a sus vidas.
Un ciclo que… ¿cuándo se acaba?
Imágen de Scott Davis vía @burnttoastcreative