Hasta el boom de las redes sociales, las etiquetas las hemos identificado con el precio o la identidad de un producto. Desde hace unos años, no podemos vivir sin ellas. Todo lleva una etiqueta, un hashtag, una tag… ¡Llámalo como quieras! Es una manera más para pertenecer, situarse, colocarse, participar, incluirse en esta sociedad hiperconectada. No hay movimiento, actividad, manifestación, protesta, denuncia, agradecimiento, saludo, despedida, conversación o insulto…, sin su etiqueta.

A esta era «post-covid» la estamos etiquetando como «la nueva normalidad». Que de por sí es un error. Algo normal no puede ser nuevo. Lo «normal» es aquello que se toma como norma o regla social, es decir, aquello que es regular y ordinario para todos. Lo «nuevo» es algo recién hecho o fabricado, algo que se percibe o se experimenta por primera vez. No es normal que vayamos por la calle con mascarilla. Eso es nuevo. Ni lo asumiremos como «normalidad» por que, cuando se encuentre la vacuna, volveremos a lo realmente «normal» en sociedades occidentales: ir sin mascarilla.
Y que conste que me gusta el nombre. Es muy marketiniano. Y desde luego, suena mucho mejor «Decreto Ley de la Nueva Normalidad» que no quizás el nombre que debería llevar «Decreto Ley del Distancimiento Social«, que eso si que es nuevo para una sociedad como la latina, pero en ningún caso, nada normal.
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