Siempre han estado ahí. Revoloteando sobre las cabezas, acariciando las muñecas, el cuello, las orejas… El aura que levanta pasiones, y odios. Esa mixtura entre sensaciones placenteras y algunas asqueantes. Un buen perfume enamora. Un mal perfume mata. Es un mazazo en los sentidos. Bloquea.
Somos fieles. A veces infieles, pero en la mayoría de las ocasiones, adictos a no salir de casa sin él. Estaríamos desnudos. Y el desnudo provoca.
Puedes ver los videos de esta provocativa campaña aquí.
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