Vivimos tan deprisa que no tenemos momentos para reflexionar sobre la maravillosa sensación de estar vivos. Cruzamos la calle con la mirada fija en el móvil sin atrevernos a pensar que nos jugamos la vida. Conducimos escribiendo mensajes en el teléfono con la osadía de que nuestros reflejos no nos la jugarán y saldremos victoriosos de hacer dos cosas a la vez. Apretamos el acelerador para ganar tiempo. Pero muchas veces lo perdemos del todo.
Ayer, mientras esperaba a un Uber para volver a casa, tras cinco horas de clase, un conductor se saltó un semáforo, se puso en mitad de la calle Príncipe de Vergara y, cuando se dió cuenta, movilizó su coche en una maniobra que estuvo a punto de costarle un accidente a dos motoristas y a otros coches que, emulado a Fernando Alonso, circulaban a velocidades prohibidas por el bulevar. Los peatones que esperábamos en la acera, mirábamos atónitos la maniobra. Temerosos. Algunos sacaron su movil y lo grabaron. Seguro que más de algún conductor miró ese video mientras conducía.

La vida es lo que pasa cuando dejamos de mirar al WhatsApp. ¡Qué vida tan triste!
Imagen de la campaña de seguridad víal «Belt Up, Live On» vista en La Criatura Creativa