Anoche ví «La Juventud», película del creador de «La Gran Belleza». No llega a la perfección de su primera gran obra maestra, una pieza indispensable del cine y de la filosofía humana del S XIX, pero se queda cerca, muy cerca. En «La Juventud» la reflexión sobre la decadencia vital, sobre el proceso de marchitaje, lento o rápido, severo o fugaz, según se mire, es magnífica. La vida, postrado en una cama, arrinconado en un balneario de lujo, o sentado en un banco de un parque, pasa por la cabeza a dos velocidades: en formato time-lapse o en modo cámara lenta. Pero pasa.
Este verano leía el «Homo Sapiens» de Harari, y reflexionaba sobre el concepto de «amortal» (que no inmortal) y me pregunto: ¿Realmente queremos llegar a vivir 120 años? ¿Qué nos regala la vida para experimentar/padecer tantas posibles impresiones? No lo se. Sentimientos encontrados ante esta posible realidad, ante esta singular ficción. Cine vs Vida. ¿Es esa la Juventud que nos espera?