Cartas para la abuela

Durante los largos días del confinamiento, cada uno ha intentado encontrar un momento para hacer algo diferente, salir de la monotonía, y no volverse loco. Unos ejercicio en casa, otros cocinar, muchos dedicar tiempo a leer, estudiar… ¡Otros a escribir! Y, para aquell@s lectores que aún no le conozcais, quiero presentaros a mi amigo Gonzalo, que cada día de este tortuoso confinamiento (y aún continúa escribiendo), nos ha compartido desde su página de Facebook y su perfil de Instagram unas maravillosas misivas a su abuela, que vive en el pueblo de Cariño, en Galicia, para tranquilizarla por todo lo que estábamos pasando en Madrid (y resto de España, por supuesto), durante la pandemia del COVID-19. ¡¡Hasta la Voz de Galicia se hizo eco de esta correspondencia virtual en este artículo publicado el 6 de abril!!

Cartas para la abuela post de @JgAmago en #ReInventarseBlog
Imagen de Joanna Kosinska en Unsplash

Gonzalo cada día sin faltar a su cita con la abuela, ha ido contando, en un diario de situaciones reales, anécdotas, vivencias y reflexiones, cómo lo estaba pasando desde su casa en el Barrio de Las Letras de Madrid. Su salón/dormitorio, su balcón, han sido las atalayas de esta tierna correspondencia llena de anécdotas y detalles, que han ido quitando hierro a la preocupación de su abuela que, desde la distancia, y quizás sin comprender muy bien lo que estabamos pasando, temía por su nieto. Madrid era un lugar infectado. Tod@s teníamos miedo. Desde la distancia, la preocupación siempre suma enteros.

Con ternura, humor, rabia, cinismo, mala leche -a veces-, cariño, comprensión, desesperanza, tristeza, moriña… Gon nos ha hecho reir, llorar, sonreír, ilusionar, abrazar, quedarnos en casa, cabrearnos, solidarizarnos, soñar… Y desear con pasión visitar su pueblo, Cariño.

Gracias Gon. Y recuerda que este miércoles, invito yo 😉

Un país de bandera(s)

«La más grande», Rocío Carrasco, cantó aquello de «… Se nos rompió el amor, de tanto usarlo». ¡Y qué razón tenía! Estamos en un momento crítico para ver cómo todo se rompe, aún más. Vivimos tiempos complicados, extraños, difíciles que no se solucionan agarrando el estandarte del «amor a la patria», y liarse a bocinazos, caceroladas, gritos, insultos, memes, post, videos o fake news… Los colores adornan, visten, maquillan, confunden, difuminan la verdad. Kadinsky dijo:

El color es un medio para ejercer influencia directa sobre el alma: el color es la tecla, el ojo el macillo, y el alma es el piano con sus cuerdas.

Wasily Kadinsky
Un país de bandera(s) post de @JgAmago en #ReInventarse
Imagen de AMRITA GHANTY  en Unsplash

Meciéndome sobre la música de Kadinsky y su cita, tan sólo añadiría que, ahora, quizás nos falte un poco de corazón y un mucho de responsabilidad.

Si queremos ser un país de BANDERA, ahora mismo deberíamos aparcar ser un país de banderas. Si buscamos nuestro sitio en el múndo, empezando por enamorar a una Europa que nos tiene muchas ganas, bajaríamos las banderas y subiríamos a las astas un poquito de conciencia y consciencia. Hagamos patria, si. Pero no actuando como si fuésemos colonia, o puede suceder aquella arenga de Eva Perón:

«Nuestra patria dejará de ser colonia, o la bandera flameará sobre sus ruinas»

Eva Perón

De 0 a 100

No tengo carnét de conducir. Nunca me ha apetecido sacármelo, ni -afortunadamente, lo he necesitado. Ni fue una prioridad en mi adolescencia, ni es una tarea pendiente ahora en mi madurez. Simplemente no estaba (ni está), en mis prioridades. Pero recuerdo que en casa, cuando mis hermanos buscaban coche para comprarse, o mi padre decidía cambiar el que teníamos (siempre de la marca Renault), rápido buscaban en los catálogos la referencia de lo que tardaba el automovil en ponerse de 0 a 100 kilómetros por hora. «Aceleración: de 0 a 100 en 5,8 segundos».

En esta semana, los españoles nunca hemos estado más pendientes de si pasábamos o no de 0 a 100. O mejor, de la fase 0 a la fase 1. Y en esta ocasión, el coche se ha quedado sin venderse en Madrid y otras ciudades de España.

De 0 a 100, post de @JgAmago en #ReInventarse #blog personal
Imagen de Chris Liverani en Unsplash

Derecha contra izquierza. Los del «medio» dejan de mirar a un lado y comienza a arrimar la cebolleta a los otros, porque están viendo que los unos se radicalizan… La calle enfrentada. Los balcones se enmudecen unos a otros con aplausos vs caceroladas vs gritos vs amenazas. Y enconados en posturas enfrentadas, llegan los más «humildes» y dan ejemplo:

«En una pandemia no hay culpables, sólo víctimas»

Tomás Guitarte, diputado de «Teruel Existe» el 10/04/2020

“Nosotros, señorías, apoyaremos la prórroga del estado de alarma. Y lo haremos porque así lo recomienda el comité científico principalmente”

Tomás Guitarte, diputado de «Teruel Existe» el 7/05/2020

Pero estas lecciones se quedan en un escenario denostado y desgastado por la propia naturaleza de sus habitantes. La «casa del pueblo», el ágora en la que toman posesión los representates de los ciudadanos y ciudadanas de este país (o paisanaje, como diría el gran Forges), es una Rue del Percebe (gracias maestro Ibañez por esos momentos de historia e historietas sin parangón), a la que le falta humor e inteligencia. Sobran hiel y personalismos.

A este país, le faltan muchos Ibañez y Forges, y le sobran demasiados Esteso y Pajares.

(Ir)Responsabilidad Compartida

Ayer comenzó para algunos/as, el comienzo de la cuenta atrás. El desconfinamiento llegó para los mayores de 14 años que no tenemos ni hijos, ni perros, que estábamos en casa, y cuya salida al exterior se remitía a bajar la basura o a ir al supermercado (eso si, con responsabilidad y por necesidad).

Ayer se dio el pistoletazo de salida y la posibilidad se convirtió en necesidad y urgencia, lo que desbordó las predicciones. Mi marido y yo salimos de 20 a 21 horas (distrito de Arganzuela, Madrid), y nos volvimos, por que las calles del barrio parecían la Gran Vía en un día de Navidad. Gente que salía sin mascarilla. Personas que se paraban en corrillos en la acera, bloqueando el paso de los que salimos a caminar. Abrazos, besos y efusividad. Adolescentes pegados al movil (¿pero no habéis tenidos suficiente móvil en casa?), y en grupitos de amigos ji ji, ja ja… ¡Y sin mascarilla! Bicis timbrando a los peatones que iban por la acera, skateboards y patinetes zumbando alrededor… Personas que decían que ya habían salido esta mañana, pero que ahora hacía muy buena tarde… WTF! Runners a lo suyo, que bastante tienen con ponerse de nuevo en forma. ¡Y los parques cerrados a cal y canto! (lo que habría evitado este colapso de transeuntes que salen a la jungla tras muchos días de encierro en nuestras jaulas de cemento). ¿Irresponsabilidad Compartida?

(Ir)Responsabilidad Compartida post de @JgAmago en #ReInventarse
Imagen de Edwin Hooper en Unsplash

El concepto de responsabilidad compartida lo tenía vinculado al mundo de la empresa y su RSE/RSC, y lo definen como:

Los modelos de responsabilidad compartida promueven que las personas se ilusionen y disfruten con nuevos retos, adquiriendo competencias de alta calidad que les proporcionen los recursos necesarios para desarrollar su capacidad de liderar y de tomar decisiones, impulsando su papel como creadores de conocimiento dentro de la organización.

Pero buscando referencias para escribir esta reflexión, he encontrado esta cita de Karen Barad, Profesora, Historiadora y Filósofa especializada en Feminismo que define la responsabilidad compartida del individuo/a como:

… «un acto de intra-dependencia, es una consciencia de esta conexión, es compartida entre todas las partes del sujeto “relación” y es consciencia de cómo ponemos o quitamos estas barreras y fronteras para decidir qué es importante, qué no es importante, qué cosas decido tener en cuenta y cuáles no, a la hora de tomar decisiones sobre mis actos sabiendo que estoy afectando y soy afectado/a por mi entorno y mis relaciones».

Karen Barad, Barad, Karen (Spring 2003). «Posthumanist performativity: toward an understanding of how matter comes to matter»

El entorno nos facilita ser sociales y sociables. Pero también nos embrutece, envilece y genera invidualismo. En este puzzle de responsabilidad compartida por decenas de piezas que entran en juego, no conseguiremos la foto final si una de ellas no encaja. Deberíamos desaprender para aprender. Crear nuevos escenarios de colaboración responsable y construir un nuevo entorno que nos ponga rumbo a hacia esa «nueva normalidad».

¿Cómo quieres recordar tu propia vida?

El otro día, haciendo un descando en el teletrabajo, me propuse aligerar el despacho de mi casa, de unos contenedores de fotografía viejos que tenía sobre las columnas de CD y DVD. Decidí tirar el contenedor, vaciar las fotos, y revivir uno a uno todos los recuerdos. ¡Uf, qué de momentos desempolvados! Fotografías en blanco y negro y color, reveladas en el laboratorio fotográfico Alhambra, el de toda la vida al lado de mi casa (y que aún se mantiene a flote). Algunas las digitalicé en el iPhone para ir compartiéndolas poco a poco en mi perfil de Instagram.

¿Cómo quieres recordar tu propia vida? Post de @JgAmago en #ReInventarse
Imagen de Roman Kraft en Unsplash

Ayer por la tarde, tras ver algunos capítulos de las series que sigo, revisé los post que tenía pendientes de leer de mi comunidad de WordPress, y leí el post «¿Son nuestros recuerdos más auténticos que los de nuestros padres y abuelos?«, escrito por Javier Alarcos en su estupendo blog. Tras su lectura, decidí hacerme la pregunta con la que acaba su artículo: ¿Cómo quieres recordar tu propia vida? ¡Menudo reto!

Todas esas fotos que rescaté del polvo y el olvido, me han ayudado a encontrar una respuesta: quiero recordar mi vida como una persona afortunada por las personas que me han acompañado. Y espero que así siga siendo. Quiero recordar mi vida como un ciudadano, como un hijo, como un hermano, tío, sobrino, amigo, compañero, novio y marido que fue/soy afortunado por l@s compañer@s de viaje. Con sus días de nubes, y sus muchos días más de claros.

Y en estos tiempos de incertidumbre, de cambio, de caos, de miedo, pero también de esperanza, deseo seguir construyendo mis recuerdos sobre la frase de Sócrates que dice:

«El secreto del cambio es enfocar toda tu energía, no en la lucha contra lo viejo, sino en la construcción de lo nuevo»

Sócrates