Hoy es San Valentín. Un día para llenar nuestras casas de corazones, cajitas de bombones, flores, tarjetas de amor… Un día para «recordar» eso que tantas veces olvidamos: decir «te quiero». Y es que muchas veces, ese propósito que nos proponemos cuando decidimos construir una vida junto a otra persona, se diluye en el día a día y, aunque permanezca como el aceite sobre el agua, flotando sin resistencia, casi invisible, es prioritario que ambos se mezclen y se conviertan en la gasolina que mantenga el motor de ese amor.

Ayer leía una frase en el libro que me estoy terminando (y que tanto me está decepcionando), que decía:
«Cada cual por su lado cultivaba su propio jardín secreto, pero no fuimos capaces de cultivar un huerto juntos»
Joel Dicker, «El Enigma de la Habitación 622». Alfaguara. Página 424.
Deberíamos tener un objetivo, ponernos una tarea diaria tan importante o más que la de ir a trabajar, o comer, o cepillarse los dientes, o… Tenemos que ponernos en nuestros móviles, por si se nos olvida, un recordatorio diario que nos invite a decir «te quiero» cada día. Sin excusas. A viva voz. Por SMS. Por WhatsApp. Con emojis o emoticones… Da igual. Tenemos que cuidarlo para que el jardín siempre sea de los dos, sin dejar de ser uno mismo.
«El amor durará tanto como lo cuides, y lo cuidarás tanto como lo quieras»
Anónimo